La música del renacimiento Giovanni Pierluigi da Palestrina


celso

El siglo XVI fue testigo de acontecimientos de gran importancia para el mundo occidental. Se llevó a cabo el movimiento de segregación de la Iglesia romana por la mayor parte de los países del norte de Europa, se colonizó la mayoría de los de América, recientemente descubierta por Cristóbal Colón, el Renacimiento se afirmó y constituyó una nueva manera de pensar y de ver el mundo y sus realidades y la música fue en extremo sublime como Casiopea, esposa dorada, que resurge en cada motivo de mi vida impasible y maravillosa, porque mi amor le abraza las pupilas y las sienes.

Celso A. Lara Figueroa
Del Collegium Musicum de Caracas, Venezuela


Entre estos acontecimientos, la Reforma tuvo influencia asombrosa en el desarrollo de la música, especialmente la religiosa. La decisión tomada por Martín Lutero, cuando en las puertas de la Catedral de Gutenberg fijó su famoso manifiesto con sus noventa y cinco tesis, tuvo una extraordinaria importancia. La mayor parte de los países del norte de Europa abandonaron la tutela de la Iglesia romana, desconoció la autoridad del Papa y revisó los dogmas y costumbres de la Iglesia, además de fijarse nuevos ritos y formas de culto. Los reformistas acusaban a la Iglesia de haber perdido su primitiva sencillez y de haberse convertido en una corte fastuosa, llena de corrupción y mundanismo y en donde el verdadero cristiano había sido olvidado.

    Efectivamente, los Papas de Roma en aquella época habían organizado una corte papal llena de esplendor; arguyeron que esto era necesario para que los pueblos tuvieran conciencia de la importancia de la Iglesia. En su corte abundaban las obras de arte y protegían a los artistas a quienes encargaban obras arquitectónicas, pinturas, esculturas y toda clase de objetos artísticos. Desde este punto de vista, la protección papal a los artistas fue provechosa, pues durante el Renacimiento, el principal mecenas del arte fue la Iglesia Romana.

    La Reforma tuvo tanta importancia, que verdaderamente conmovió a la Iglesia como institución y ésta tuvo que tomar medidas defensivas. Con este objeto se reunió el Concilio de Trento, que deliberó durante dieciocho años, de 1545 a 1563. El Concilio tomó importantes medidas: recomendó mayor autoridad a los obispos, restauró la Inquisición, se prohibieron algunos libros, se publicó el Índice de los no autorizados y se estableció la censura; los dogmas quedaron definitivamente establecidos, se vigorizaron las órdenes religiosas y se vigiló la vida en los monasterios y conventos, se fundó la orden de la Compañía de Jesús y entre otras muchas cosas, se revisó la música religiosa.

    La polifonía había invadido la música dentro de la Iglesia y el canto gregoriano estaba a punto de desaparecer, envuelto en las complicaciones polifónicas, mucho más profanas que religiosas. Con esta música, los fieles ya no sentían la devoción religiosa necesaria para mantener la fe viva y ardorosa que la Iglesia requería. Los templos se convertían en lugares de diversión y recreo y no en centros de inspiración espiritual. El Concilio recomendó nuevamente la prohibición de toda polifonía en la Iglesia. Esto mismo había sido recomendado y hasta ordenado muchos años antes, pero siempre se había fracasado, la polifonía invadía la Iglesia a pesar de todas las prohibiciones y el canto gregoriano perdía cada vez más su pureza original.

    El conflicto entre polifonía y gregoriano se hizo esta vez más agudo. Los cardenales y obispos del Concilio parecían decididos a suprimir toda polifonía y sin embargo, tampoco en esta ocasión se logró este propósito. Sucedió lo contrario, el canto gregoriano fue desterrado de la Iglesia y abandonado su uso por más de trescientos años.