«No se trata de hacer de todos un Beethoven, la música clásica quizás no cree músicos pero ayuda a los niños a salir adelante», dijo Gustavo Dudamel, admirado por su carrera meteórica como director de orquesta aunque despierta temores entre los puristas de las artes clásicas.
El joven venezolano que ayer cumplió 28 años ya es oficialmente director de la Orquesta Filarmónica de Los Angeles (LAPhil, como se la conoce en inglés).
Luego de su primera presentación a la prensa hubo varias voces que expresaron sus dudas sobre «la masificación» de una disciplina clásica o el interés real que pueda crear entre audiencias presumiblemente ajenas a la música clásica.
«Aquí estoy yo, hijo de «El Sistema», ese programa que yo diría que no es solo lo más importante que pasó en Venezuela o que está pasando aquí, (sino que) es algo que tiene una importancia y un potencial mundial», dijo Dudamel en entrevista en la sede de la LAPhil, el Disney Concert Hall concebido por Frank Ghery, «Pancho», como lo llama ahora el músico.
«La música clásica quizás no cree músicos pero ayuda a los niños a salir adelante con otras sensibilidades», dijo el joven que, con la misma batuta con que expondrá su arte en la LAPhil, desea impulsar el programa social para que niños de barrios pobres atiendan clases de música clásica gratis.
«En diciembre un niño que empezó a principios de año en Los Angeles con clases de trompeta, me dijo que ahora su sueño es tocar con mariachis: ¡eso ya es fantástico!», dijo Dudamel sobre el programa lanzado en Los Angeles a imagen y semejanza del creado en Venezuela en 1975 y que goza de unos 200 mil alumnos.
Dudamel es hoy por hoy la cara visible de este programa, pero ¿hay más jóvenes que tuvieron esa oportunidad?, se preguntaron varios periodistas, críticos musicales y algunas autoridades culturales de la ciudad.
Tras detallar con nombres y apellidos los puestos que ocupan algunos de sus compatriotas que viven de la música clásica en Alemania o Estados Unidos, Dudamel destaca a «la genia Gabriela Montero».
La pianista venezolana, «también hija de El Sistema», tocó el martes pasado en la ceremonia de investidura del presidente Barack Obama junto al chelista Yo-Yo Ma, el violinista Itzhak Perlman y el clarinetista Anthony McGill, bajo la dirección de John Williams.
«Me sentí muy orgulloso y ella se lo merece porque ella es una genio», contó el director describiendo a otro ejemplo de esta red de orquestas infantiles y juveniles.
La presidenta de la LAPhil Deborah Borda definió de «poco convencional» las decisiones del programa 2009-2010 de Dudamel, que abrirá la temporada en octubre con un concierto ante 18 mil personas gratuito y al aire libre y luego dirigirá el festival «Americas and Americans».
«Tenemos que definitivamente romper las fronteras, ya es tiempo de tener un nuevo aire, y de ver que sí se puede. Y con lo que uno hace, que es la música, es completamente realizable», opinó Dudamel sobre este festival que traerá «a esta América la música de nuestra otra América, desde Argentina hasta Canadá».
Para la parte final de ese festival, Dudamel decidió montar la obra del compositor venezolano Antonio Estévez (1916-1988) la «Cantata Criolla» bajo la producción del cineasta venezolano Alberto Arvelo.
El joven de rulos y sonrisa permanente ya emerge como una figura mediática para la ciudad del espectáculo, donde el 45% de la población es de origen latino.
En un video de bienvenida de la LAPhil, Dudamel recibió el saludo del actor Andy García, del cantante Plácido Domingo, de los técnicos de estudios de cine, e, incluso, de las dueñas de Pink, un puesto de «hot dogs» con nombres de estrellas que es parada obligada para los turistas y que ahora sumaron al menú «el Dudamel».
¿Caerá en la tentación del mundo del cine o a hacer música para cine?: «Estoy enfocado en la dirección, pero uno nunca puede decir nunca y vamos a ver qué nos trae el futuro», concluyó.