La muerte silenciosa (I de III)


raimundo-j-wennier

Hace unos días visité con mi esposa Carmen, el área que se quemó recientemente, del Mercado La Terminal. Me impresionó que los afectados, ya fueran del primer piso como del segundo, estaban trabajando arduamente en conjunto, construyendo locales para poder iniciar de nuevo sus negocios. La mano de obra es comunitaria, ayudándose unos a otros.

Raymond J. Wennier


Tanto se habla de la cantidad de escuelas que necesitan reparaciones o ser reconstruidas, que sugiero se les ofrezca a los padres de familia y a los maestros los materiales de construcción y que ellos pongan la mano de obra. Veremos que en unos meses estarán estas escuelas funcionando.

Si en el mercado lo hace la comunidad, en los pueblos y en los barrios pueden hacerlo también en beneficio de y para el bienestar de sus hijos.

Entrando en materia del artículo preparado para hoy, los médicos dicen que la leucemia es una enfermedad silenciosa que mata lentamente a la persona que la padece.

A mi criterio, hay otra “enfermedad” que hace exactamente lo mismo con los niños y los jóvenes y que a través de los años tiene  consecuencia en las acciones que como adultos tengan. Es la violencia.

La violencia en Guatemala es un evento diario al que los niños y los jóvenes están expuestos en tal forma que se puede, y de hecho sucede, que se vuelven insensibles a cada acción vista y vivida.

Hace muchos años Abraham Maslow presentó en forma piramidal, aspectos importantes acerca de las necesidades para el crecimiento y desarrollo de los niños y de los jóvenes.

Si el niño-bebé-joven, no puede satisfacer sus necesidades fisiológicas o no cuenta con alguien que le ayude a satisfacerlas desde su nacimiento, no sobrevivirá. Si se ve limitado en ese apoyo, le costará sobrevivir sanamente en la sociedad. Si no recibe casa, comida, ropa, agua, leche (materna o elaborada), ya sufre los inicios de la “enfermedad silenciosa”.

El segundo nivel de la jerarquía de Maslow, es la seguridad. Cada niño y cada joven tienen que sentir que gozan de una seguridad que les permitan realizar actividades con libertad de acción sin correr peligro de daño físico causado por otros. Además del daño físico violento, pueden darse daños psíquicos verbales o conductuales. La pobreza es violencia al igual que la desnutrición crónica.

Si en la familia el niño pequeño, aún el de cuna, ve que los papás se faltan el respeto, se golpean, se insultan, humillan a otros hijos, está asimilando el proceso de la violencia e iniciando el estado de insensibilidad. Luego de un tiempo de  estar expuesto a esas formas de violencia, ya no es sensible ni sabe que está siendo afectado. Sin embargo, su comportamiento empieza a demostrar que sí hay efectos. La “enfermedad silenciosa” está avanzando. Continúa