La muerte regresa a Irak


Cientos de iraquí­es cargan unos afiches en protesta por la violencia desatada hoy.

Varios atentados y actos de violencia dejaron hoy en Irak al menos 56 muertos y más de 200 heridos, tras un perí­odo de relativa estabilidad, incitando a Washington a llamar a la calma y a la determinación de los iraquí­es.


Un helicóptero sobrevuela el lugar del atentado.Unos policí­as custodian desde una atalaya.Un perro busca más indicios de explosivos.

En Bagdad, tres atentados suicidas perpetrados aparentemente por mujeres dejaron al menos 25 muertos y 70 heridos entre centenares de miles de peregrinos chií­tas que se dirigí­an al barrio de Kadhimiya, en el norte de la capital, para participar en una de las fiestas más importantes del islam chií­ta, indicaron responsables de los servicios de seguridad.

Los tres atentados se produjeron al inicio de una semana de celebraciones con motivo del aniversario de la muerte del imán Musa al Kadhim, envenenado en 799 en Bagdad por el califa Harun al Rashid.

Pocas horas más tarde, «al menos 11 personas murieron y 54 resultaron heridas cuando un kamikaze hizo estallar un cinturón de explosivos entre manifestantes kurdos en el centro de Kirkuk», según indicó Salam Zankana, comandante de la policí­a de esta ciudad a 250 km al norte de Bagdad,

Tras la explosión se registró un movimiento de pánico y se dispararon varios tiros que causaron 16 muertos y más de 72 heridos, agregó.

Los kurdos manifestaban contra un proyecto de ley electoral sobre el reparto de poder entre las comunidades kurdas, árabes y turcomanas en la rica región petrolera de Kirkuk.

Por otra parte, cuatro personas murieron cuando una bomba de fabricación casera estalló al paso de su vehí­culo cerca de Baquba, uno 60 km al noreste de Bagdad.

«Estados Unidos condena los ataques contra iraquí­es inocentes. Urgimos al gobierno de Irak a que responda con calma y determinación a la amenaza de los extremistas violentos que buscan desestabilizar el paí­s», dijo el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Gordon Johndroe, en Washington.

En Bagdad, las autoridades esperan la llegada de hasta un millón de fieles al perí­metro de la mezquita de Kadhimiya, donde se encuentra el mausoleo del imán Musa al Kadhim.

Las conmemoraciones de su muerte son un momento de oración y recogimiento, pero el gobierno, dominado por los chií­tas, teme que sean también la ocasión de una intensificación de la violencia contra esta comunidad, mayoritaria en Irak.

Ayer, siete peregrinos que se dirigí­an a pie a Bagdad para participar en la celebración fueron asesinados por hombres armados en una carretera.

Cinco mil policí­as y militares fueron desplegados en Kadhimiya. Los soldados acordonaron el sector, cortando el tránsito de automóviles, mientras que los peatones -especialmente las mujeres- eran sometidos a estrictos controles de seguridad.

Esta jornada de violencia mortal tiene lugar pocos dí­as después de que el gobierno iraquí­ y el mando militar estadounidense en Irak se congratulasen por la disminución de la violencia en Irak.

Los responsables estadounidenses utilizaron este argumento para justificar la decisión de reducir progresivamente el contingente norteamericano en Irak, que cuenta aún con 145 mil militares.

El número de soldados estadounidenses muertos en Irak desde el principio de la guerra en marzo de 2003 es de 4.124, pero el mes de julio se anuncia, con 11 bajas en sus filas, como el menos sangriento para el contingente estadounidense.

El gobierno iraquí­ desea que la tropas norteamericanas de combate partan antes de finales de 2010, mientras que la administración del presidente George W. Bush considera dicha opción como una posibilidad pero sin comprometerse.

El candidato demócrata a la Casa Blanca, Barack Obama, abogó por una partida de las tropas de Estados Unidos en un plazo de 16 meses tras su eventual investidura en enero de 2009, si es elegido presidente en noviembre.

DETERMINACIí“N


La Casa Blanca instó hoy a los iraquí­es a reaccionar con «calma y determinación» tras la última ola de violencia que dejó al menos 51 muertos y cerca de 200 heridos en su paí­s.

«Estados Unidos condena los ataques contra iraquí­es inocentes. Urgimos al gobierno de Irak a que responda con calma y determinación a la amenaza de los extremistas violentos que buscan desestabilizar el paí­s», dijo el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Gordon Johndroe.