El juicio de los hombres le fue en su mayoría contrario, el de la historia quizá sea menos severo, el juicio de Dios dueño de infinita misericordia podrá serle más favorable.
Augusto Pinochet Ugarte, un anciano encorvado de 91 años, de mente hoy un tanto confusa había dejado de ser aquel hombre autoritario de rostro severo, cabeza del golpe militar. En Chile Pinochet siempre desató pasiones desde el día en que derrocó al gobierno de aquel hombre de gran carácter y convicción, el médico y Presidente de la República Salvador Allende Gossens, atrincherado en su despacho en el Palacio de la Moneda cuando resistiendo con su guardia personal en último momento se quitó la vida, antes se había dirigido a la nación, Allende demostró siempre un valor inmenso. La represión fue tremenda e injustificada, no hubo piedad y murieron miles de personas ese día y los días sucesivos. He caminado Chile muchas veces antes y después del golpe militar y al igual que al llegar a la Habana se percibía el estado policíaco.
Siendo presidente Nixon y consejero de Estado Kissinger, este último fue el arquitecto del golpe militar y corresponsable de la represión. La política de tirar la piedra y esconder la mano es ya característica del Departamento de Estado, no es cierto que así sean todas las potencias. Me enteré de la declaración de la Casa Blanca en relación a Pinochet y me pareció grotesca ante la responsabilidad que tuvo en Chile apoyando la tesis de la seguridad del Estado que Washington impulsó durante la guerra fría. Dijo el vocero de la Casa Blanca que lo sucedido en Chile representó uno de los períodos más difíciles de su historia y hablaba de las víctimas de la represión y el atropello a los Derechos Humanos. Se olvidó el vocero que fue el Gobierno Republicano de Richard Nixon el que avaló el golpe militar y la Operación Cóndor y que cuesta pensar que la CIA estuviera desconectada de los asesinatos del general Carlos Pratt y su esposa ex Comandante General del Ejército durante el gobierno de Allende exilado en Argentina y el del ex canciller Orlando Letelier y su secretaria en Washington, ambos asesinados por la DINA policía represiva del Estado.
En 1970, Henry Kissinger era el asistente del presidente para asuntos de seguridad nacional, fue el «Chairman» del 40 Committee al que además pertenecían el director de la CIA Richard Helms, el Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, el Secretario Adjunto de Defensa, el Chairman del Estado Mayor Conjunto y el Fiscal General. El tema a tratar un día de junio de 1970, era qué acciones tomar para prevenir la elección de Salvador Allende un declarado marxista posible ganador de las elecciones. El embajador en Chile Edward Korry había señalado serias consecuencias si Allende era electo, sin embargo la intervención de la CIA podía ser descubierta por la prensa o por la KGB. La situación se complicó pues la coalición izquierdista de Allende con el Partido Demócrata Cristiano de Frei señalaron al Departamento de Estado en un proyecto secreto conocido como Camelot que investigaba la situación política y militar para preparar un golpe de Estado si Allende era electo. Kissinger y Richard Nixon tomaron la decisión de cómo manejar la situación; hice esta mención porque el mensaje que la Casa Blanca hizo llegar al Gobierno de Chile me pareció ingrato, además de un pésimo ejemplo para sus aliados el día de hoy. Al otro lado del mundo en Pakistán el General Pervez Muscharaff aliado de la Casa Blanca estará viéndose en ese espejo.
No entro a juzgar en este momento lo desafortunado de algunas actuaciones del presidente Allende que destrozó la economía de Chile y provocó innecesarias tensiones al amar milicias populares, con lo cual no estoy de ninguna forma justificando lo sucedido después del golpe militar. Lo que sí puedo mencionar es que la recuperación económica dentro del modelo que impulsó Pinochet y el sistema de seguridad social fueron un logro que de alguna manera ayudó para que los gobiernos posteriores encontraran una situación económica de bonanza, aun cuando ésta nunca ha llegado al 40% de la población.
Para terminar vi a la presidenta Bachelet en CNN y se refirió al discurso que ante el féretro de su abuelo pronunció el capitán Augusto Pinochet Molina. Dijo Bachelet que será sancionado por un discurso con ribetes políticos que denostó a los poderes del Estado, vi en la cara de la Presidenta traslucir cólera y quizás hasta odio… que lamentable su expresión. Fue imprudente la acción del joven militar, pero afuera del recinto había mucha gente riendo y burlándose sin respeto de su familia. Fue chocante como lo fue a mi juicio, cuando enfermó el presidente Fidel Castro y muchos cubanos de Miami festejaban en la Calle 8, unos y otros demostraron muy poca calidad humana a propósito en Chile, la transición ya se dio en Cuba todavía está pendiente. Para terminar creo que el presidente de Gaulle fue más sabio al ordenar un funeral absolutamente privado no esperando honores de ninguna especie tras haber defraudado algunos de sus compañeros del Ejército con la retirada de Argelia, así lo hizo en el pequeño poblado de Colombei les deux Eglises.