Sin ser aún el Kaká que deslumbró al mundo en 2007 y se llevó el Balón de Oro y el FIFA World Player, el astro del Real Madrid firmó un buen partido ante Chile (3-0), el lunes en octavos, y consiguió volver a ilusionar de cara a la recta final del Mundial.
Si bien el número 10 continúa sin marcar, su balance estadístico es más que digno: tres partidos, tres asistencias. Dos ante Costa de Marfil (3-1) en la primera fase y una ante los chilenos, dejando atrás las fuertes críticas negativas recibidas en el estreno ante Corea del Norte (2-1).
«Intento suministrar balones a Robinho y Luis Fabiano», comenta Kaká. «Es ya mi tercer pase decisivo en el Mundial y voy a intentar ser el mejor pasador y que Luis Fabiano sea el máximo goleador», apuntó.
Pero más que por el número de asistencias, Kaká y los hinchas de la «canarinha» tienen motivos para el optimismo por la manera en que jugó frente a la «Roja» de Marcelo Bielsa, sobre todo por su gran pase a Luis Fabiano, al límite del fuera de juego y que sólo tuvo que terminar el trabajo.
Ya ante Costa de Marfil Kaká había conseguido desquitarse del mal estreno, pero su final del partido no fue precisamente positivo: fue expulsado por un incidente en el que Kader Keita exageró una supuesta agresión y ello motivó una sanción para el encuentro ante los portugueses (0-0).
«Me siento cada vez más ligero en el campo, eso me ayuda mucho y me da cada vez más confianza», explicó la ex estrella del Milan. «He conseguido acelerar en varias ocasiones, individualmente voy progresando, como estaba previsto», apuntó.
En las semanas anteriores al Mundial, su preparación se vio perturbada por una pubalgia y por sus problemas físicos de esta temporada, la primera pasada en el Real Madrid, donde ha sido una de las grandes decepciones.
Tras dar una mala imagen ante Corea del Norte, muchos temieron que repitiera en Sudáfrica su juego gris del Real Madrid, pero los últimos encuentros le otorgan un margen de confianza, si bien no es aún la estrella que maravillaba en el pasado.
El lunes estuvo rápido y puso en serios apuros a la zaga chilena, moviéndose constantemente y buscando en todo momento cualquier hueco.
Kaká está motivado y eso se nota en sus constantes gestos, mostrándose molesto con Ramires y Michel Bastos en jugadas donde no le pasaron el balón. Que está jugando al límite lo muestra también un hecho poco usual en él: ha visto ya tres amarillas en el torneo.
«Los jugadores técnicos son castigados y los que comenten faltas no, es algo lamentable», dijo el seleccionador auriverde, quejándose de las amarillas recibidas por su jugador.