La Meca: unos 2.5 millones de musulmanes lapidan a Satán


Miles de peregrinos musulmanes dan una vuelta al Kaba, en La Meca, como parte del rito que exige la peregrinación anual a la ciudad santa.

Cerca de 2,5 millones de musulmanes, armados con proyectiles, lanzaron hoy un nuevo asalto contra Satán, simbolizado por tres estelas en Mina, una etapa peligrosa de la peregrinación anual de La Meca.


La lluvia de piedras, que simbolizan las «jamarats» (brasas), comenzó a caer ayer, en el primer dí­a del Aid al Adha, la gran fiesta del Sacrificio. Terminará mañana, ante la Kaaba, el edificio cúbico en la Gran Mezquita de La Meca donde está incrustada la Piedra Negra, una reliquia sagrada de los musulmanes.

«Ibliss (Satán) será lapidado por unos 122,5 millones de piedras, pero también (a golpes) de zapatos e insultos, en 72 horas», según una estimación del diario al Hayat en su edición local de hoy.

Cada peregrino debe lanzar diariamente siete piedras a cada uno de los tres bloques de hormigón, de unos 25 metros de alto. Pero no todos se quedan durante los tres dí­as de lapidación.

Según la tradición, en esos lugares Satán surgió en tres oportunidades, primero ante Abraham, luego ante su esposa Hagar, y después ante su hijo Ismael. Para expresarle su desprecio, Abraham y su familia le lanzaron en cada oportunidad siete piedras. Ese gesto ha sido perpetuado y los musulmanes deben efectuar esta última etapa para cumplir el hadj.

Este último ritual del peregrinaje es el más peligroso, ya que anteriormente se han producido avalanchas en las cuales murieron cientos de fieles.

En enero de 2066, 364 personas perdieron la vida en una gigantesca estampida durante el rito de la lapidación. Pero la avalancha más mortí­fera tuvo lugar en julio de 1990, cuando 1.426 peregrinos, en su mayorí­a de origen asiático, murieron asfixiados en un túnel en Mina, aparentemente a causa de un desperfecto en el sistema de ventilación.

En Mina, los fieles deben inmolar un animal, en general un cordero, en conmemoración del sacrificio que estuvo a punto de llevar a cabo Abraham, al cual Dios exigió que degollase a su hijo Ismael para poner a prueba su fe.

La lapidación, transmitida en directo por los canales de televisión sauditas y la mayor parte de los canales ví­a satélite árabes, es también un peligroso ejercicio para numerosos peregrinos.

Todos los soldados de Dios, bañados de transpiración, se lanzan al asalto gritando «Alá Akbar» (Dios es el más grande). Tratan de acercarse lo más posible a su objetivo, pero a veces las «brasas» no llegan a su objetivo y los peregrinos son lapidados.

«Ha corrido la sangre de numerosos peregrinos, que recibieron pedradas en la cabeza», indicó hoy el diario Okaz.