La mayor irresponsabilidad


Editorial_LH

Son variados los campos en los que se puede criticar al gobierno de los Colom, pero posiblemente pocos tengan el efecto tan duradero y pernicioso para el paí­s que el desorden financiero planteado a partir de todo lo que hicieron para impulsar la candidatura presidencial de la esposa. El paí­s alcanzó un nivel de deuda sin precedente, al punto de que el año próximo plantean la necesidad de endeudarse más para pagar los intereses de lo que debemos.

 


Están viendo la tempestad y no se arrodillan, decí­an las viejitas antaño. Y es que en Europa, especialmente en Grecia y Portugal, aunque España e Italia no escapan totalmente, el problema de la deuda está provocando problemas polí­ticos muy serios, al punto de que se han tenido que reducir programas sociales dejando a los más pobres desamparados por el cese de servicios que mitigaban sus problemas.
 
 Los Colom no vieron más allá del derecho de su nariz y por lo tanto no entendieron el daño que estaban ocasionando a las finanzas del paí­s. Con un ministro blandengue que a falta de pantalones para pelear por la reforma fiscal aceptó  cuanta presión le hizo la esposa del Presidente, recurrieron al endeudamiento para financiar la campaña presidencial más costosa de la historia del paí­s. Los resultados de los programas sociales en términos de reducción de pobreza hay que contrastarlos con el problema de la inseguridad alimentaria y el alto í­ndice de niños desnutridos que nos coloca a la zaga del mundo entero.
 
 Gastaron a manos llenas en forma irresponsable y endeudaron al paí­s al punto de que, como ellos mismos reconocen, no tenemos ni para pagar los intereses de la deuda y hay que pedir nuevos créditos para cubrir las amortizaciones. Cualquier persona que se endeuda para pagar los intereses de la tarjeta de crédito sabe que está cavando un hoyo del que ya no podrá salir porque significa que no tiene la producción suficiente para cubrir sus deudas.
 
 Tanto hablar de la reforma fiscal, tanto gastar en sobornar diputados y no tuvieron los pantalones ni la energí­a para usar a esos diputados chantajistas para que aprobaran un nuevo esquema tributario en el paí­s. Los sobornaron por gusto, a cambio de nada y en eso participaron la Presidencia y Finanzas que cedieron a las presiones de los diputados que dan ejemplo de cómo se extorsiona en el paí­s. Colom pasará a la historia en forma ridí­cula, porque ni siquiera fue presidente, sino que dejó el poder cobardemente en manos de su esposa y cuando ella lo abandonó, cayó en el vací­o existencial que caracteriza su gestión.

Minutero:
 Endeudados hasta el copete
 con las finanzas maltrechas
 y ahora de ribete
se ven las tareas mal hechas