La maternidad entre cuentos y realidades


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El tema de la maternidad ha sido tan idealizado, que muchas mujeres se sienten fuera de natura, con los comentarios que se realizan acerca de ésta. Por ejemplo, una madre ha de ser incondicional, sacrificada, anteponer su vida y sus intereses con la finalidad de que el tema central y aún con exclusividad se derive a la crianza de sus hijos.

Dra. Ana Cristina Morales


Muchas de las madres han sido abandonadas por sus parejas en el cuidado de los mismos, esto parece tan común que socialmente no resulta cuestionable.

La maternidad no es un instinto, sino un atributo que se aprende socialmente, a través de la transmisión de conocimientos en la familia, la sociedad y la cultura. En la sociedad de orden patriarcal, existe una dicotomía irreconciliable entre lo que se refiere a la sexualidad para la procreación y la realizada para el placer. De tal modo que se pretende que las “buenas mujeres” busquen la sexualidad con el fin exclusivo de la maternidad. Algunos hombres pierden el interés por sus cónyuges, porque ellas son vistas solamente  como madres.

La mayoría de mujeres cumplen con su cometido de ser madres, sin tener la oportunidad de tomar conciencia de lo que ello significa.  Se observa como un destino inapelable de ser mujer. Quienes se revelan ante la ejecución de este rol, son vistas con extrañeza, desvalorización y transgresoras de un orden social y natural.  No así, los hombres quienes han decidido no tener hijos.

La responsabilidad de los hijos en la generalidad de los casos recae sobre las madres, aunque ellas tengan trabajos fuera de casa y compartan los mismos compromisos económicos que sus respectivos hombres. No es frecuente la observación de la ejecución de roles parentales compartidos. 

Existen mujeres que en busca de una relación de pareja contraen la responsabilidad de ser madres y luego, éste hombre, abandona el hogar y le deja a cargo toda la responsabilidad de sus hijos, olvidándose de la existencia de ellos.  De tal forma, que una mujer se ve impelida a continuar buscando su pareja y como recompensa de ello, le da hijos a su hombre.  Lo que trae como consecuencia, a una mujer con varios hijos producto de la convivencia con diferentes hombres.

El que un hombre deje en el abandono a sus hijos, no ha sido un problema de juicio moral.  Mientras cuando sucede lo contrario, la mujer es satanizada y vista con desvaluación y desnaturalización.  En los juzgados de familia, son múltiples las demandas existentes para una penosa pensión alimenticia que ayude a sostener a estos hijos de la maternidad. Y aún así, muchos hombres logran evadir esta pequeña carga, y los litigios llevan un proceso bastante largo.

En alguna ocasión,  una mujer me contaba con mucha vergüenza, que había tenido la necesidad de prostituirse, debido a la falta de recursos económicos para solventar el pago de medicamentos de su hijo enfermo.  Este tipo de realidad de la maternidad no se menciona a menudo.  Lo usual es que se enfoque a la madre dulce y tierna con un amor incondicional hacia sus hijos.  Pero en el número inmenso de las madres, ¿cómo ellas pueden actuar con dulzura y ternura? Cuando se sienten sofocadas por responsabilidades, impotentes de cumplir con las necesidades básicas de sus hijos.  Tirándose del pelo, por el agobio que ello les produce.  La maternidad es un lindo cuento, para algunas,  que se convierte en amargura para otras.