“El hombre libre, es el que no teme ir hasta el final de su pensamiento” León Blum
El Derecho de Manifestación, se encuentra consagrado en la Constitución, sin embargo, el mismo ha ido perdiendo su esencia, desde que se han entremezclado causas justas con manipulaciones, muchos han tildado de manipuladas algunas manifestaciones, y han acusado incluso a miembros de la comunidad internacional
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pero no han señalado con nombres y apellidos a los supuestos agitadores, sin embargo que un gobierno tácitamente autorice a los maestros para que salgan a manifestar, mientras, cuando los alumnos manifestaron contra la Reforma Educativa, la actitud fue diferente, incluso a un maestro lo detuvieron, deja un sabor amargo en la boca, ahora ¿Cuál es la diferencia entre una manifestación y la otra? A mi criterio la primera aunque ilegal, era legítima, ya que les cambiaban sin un proceso de negociación previa, y llegando a un consenso, una posibilidad de trabajo a los jóvenes que ya bastante difícil la tienen, por lo que la legitimaba el no haber llevado antes un diálogo.
“Nadie se baña en el mismo río dos veces, porque todo cambia constantemente en él, y en el que se baña” dijo Heráclito, antes de la era cristiana, frase que sigue vigente más cada día, el agua que parece la misma, no lo es y las personas tiendan a cambiar posiciones, lo que si es cierto, es que en un tema tan sensible, y que afecta más de lo que se cree a la población en general, he de decir, que existen manifestaciones justas e injustas en relación a los motivos que las hacen nacer, pero en la colisión de un derecho fundamental contra el otro, como lo es el Derecho de Manifestación contra el Derecho de Locomoción, es función de las autoridades que los dos se respeten, sin embargo, en nuestro tercermundista país eso es una utopía, como ciudadanos hemos vivido molestia, frustración, y muchas sensaciones más, cuando una manifestación no nos permite llegar a tiempo a realizar cualquier actividad, sin embargo, si es válida la protesta, a veces tenemos que tragarnos la sensación que tengamos, pero que sea la autoridad la que no solamente acepte, sino que además promueva y tergiverse un derecho en contra del otro, por intereses individualistas (Sin sujetarse a normas generales) que no son individuales (Particular, propio y característico de alguien o algo) choca de frente, contra quienes aspiramos vivir algún día en un Estado de Derecho.
Cuando una persona se manifiesta en forma individualista como lo hicieron los maestros, vedan nuestros derechos, más elementales, más aún cuando la causa, no es justa, en el caso particular de la última manifestación en donde pocos hicieron mucho daño, manipulada por Joviel Acevedo, y avalada tácitamente por el gobierno, se convierte esa violación a nuestros derechos en un tema institucional, no personal, situación que descalifica de antemano el derecho legítimo de manifestar, ya que la causa de la misma era manipular al Congreso para que aprobara implícitamente más endeudamiento.
Por lo que esa posición, como otras muchas más, hace nacer en la conciencia, el cuestionamiento de cuál es el rol de cada quien en cada momento, y aunque todo cambie, hay elementos de la vida que no cambian como la esencia, que se transforma más no cambia, el agua no es esencia, el pensamiento si, por lo tanto, si para un ciudadano el cierre de calles es contrario a sus principios, lo será siempre, si para otro salir a cerrar calles es la única opción que encuentra para decir no, a alguna política pública, lo será siempre, pero que la manifestación se convierta política pública, no se puede aceptar, hoy fueron los maestros, en apoyo al gobierno, otras veces han sido los salubrista, en apoyo a otros gobiernos, y así podemos analizar muchos casos, en los que diferentes administraciones han manipulado la manifestación, para conseguir objetivos cortoplacistas, esa actitud le resta legitimidad a cualquier movimiento.