La Malencarada


Según la descripción en el diccionario malencarado significa lo siguiente: «Se dice de la persona cuya cara produce desconfianza, temor o repugnancia, que es maleducada, insolente, que tiene cara de enfado o mal humor». Entre sus sinónimos encontramos: malcarado, sospechoso, enfurruñado, de morros, maleducado, insolente, descarado, desatento y entre sus antónimos: cortés.

Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
crismodenesi@gmail.com

Conozco a una amiga quien es realmente una persona cordial, educada, solicita, bondadosa y solidaria. Me impresiona que en una sola persona se encuentren reunidos tantos atributos considerados como una meta para muchas otras más.

Por otro lado tengo un amigo que le huye al término «bondadoso» cuando la gente se refiere a él. Me dice que cuando la gente le dice a uno «que bueno es usted» deberí­amos cuestionarnos ¿estarán pensando que soy un tonto? Porque según él, me refiere para muchos a la bondad se le llama tontera y entonces… cabe señalar ¿En donde nos estarán ubicando?

Pero, volvamos con mi amiga, mujer a la que admiro y que en realidad me provoca afecto y confianza. Ella es eficientí­sima en su trabajo. Se sabe buena y realiza el suyo y de alguna manera también trabaja el de sus jefes protegiendo la imagen de los mismos. Siempre con una sonrisa, una respuesta amable y educada. Mientras que el comportamiento de los otros, casi como una regla, muchas veces es el de dictadores, prepotentes, desconsiderados, devaluadores de su trabajo. Esta contradicción, con cierta frecuencia, contribuye al aparecimiento de enfermedades en ella; como que le da la reuma, se le traban los músculos, infecciones desde la garganta hasta de orina. Aún con todos estos achaques ella persiste trabajando con su sonrisa interior honesta, pero incongruente ante la situación que le está tocando vivir.

Un dí­a, observando este escenario, yo le dije: Fulanita, a usted lo que le convendrí­a de cuando en cuando es ser malencarada. A lo que ella me respondió: Yo no puedo ser ese tipo de persona, así­ que nuestra conversación terminó. Pero me quedé reflexionando en ello.

Tal vez esta circunstancia de vida no pueda o no deba ser modificable para algunas personas. Pero lo cierto es que no situamos circunscritos dentro de una sociedad en la cual las manifestaciones de prepotencia son abundantes y por ende, el ser malencarado, de vez en vez, pueda ser una maniobra defensiva ante los ataques persistentes del medio.

Pero también hay quienes nunca dejan de ser malencarados, ni de vez en cuando, así­ como para mi amiga es una constante el ser siempre afable, aún con el cuello torcido. Lo contrario, el mostrar una invariable conducta de malestar o enojo. Pareciera una expresión de una necesidad de siempre mantenerse a la defensiva o también una manifestación de desprecio por lo humano. Por lo que habrí­a que contextualizar el comportamiento y también concretar un historial del mismo para entender y solucionar lo posible. Con el fin de poder vivir con mayor paz interna, con mejores relaciones interpersonales, con menor número de enfermedades y fomentar la autoestima.