La maestrí­a de los pintores antiguos


La pintura romana no trata de reproducir lo cotidiano, sume al espectador en un universo oní­rico, según el curador italiano Eugenio La Rocca. FOTO LA HORA: ARCHIVO

Una exposición sin precedentes revela la maestrí­a de los pintores del Imperio romano a través de unas cien obras exhibidas en la capital italiana a partir del jueves.


La exposición «Roma, la pintura y el imperio», que contó con la colaboración de prestigiosas instituciones como el Louvre, el British Museum y los museos de Roma y del Vaticano, reúne obras que van desde el siglo III antes de Cristo hasta el siglo IV de nuestra era.

«Tanto para los griegos como para los romanos, el verdadero gran arte era la pintura, más que la escultura», explica el comisario de la exposición, Eugenio La Rocca. Este especialista destaca que la pintura romana fue «un puente hacia el posterior desarrollo de la pintura bizantina y medieval».

Estas pinturas, cubiertas de una luz difusa, se destacan sobre un fondo gris y parecen flotar en el aire. Las escenas teatrales de colores ví­vidos son dignas de las viviendas de los dioses del Olimpo.

«La pintura romana no trata de reproducir lo cotidiano, sume al espectador en un universo oní­rico», sostiene Eugenio La Rocca. Sobre un fondo negro se destaca un paisaje vago de columnas y personajes apenas esbozados, que hay que imaginar aclarados por la vacilante luz de las velas.

Las obras expuestas provienen de lugares prestigiosos: Pompeya, Herculano, el oasis egipcio del Fayum, así­ como de Roma, con los soberbios frescos descubiertos en la Villa Farnesina.

Al recorrer esta exposición se observa la repetición de los mismos temas: paisajes imaginarios y bucólicos o escenas mitológicas, con una total ausencia de perspectiva. A menudo las escenas son emocionantes, como la del campesino con bastón apoyado en un árbol que parece hablar con su perro, que le tiende la pata.

Algo más lejos, algunos higos y uvas colocados sobre una mesa forman una naturaleza muerta sobre fondo negro digna de Caravaggio.

Otra obra de arte de la época de Augusto es «La Boda de Aldobrandini», un extraordinario claroscuro de tonos pasteles donde se observa a Venus tratando de convencer a una jovencita de que contraiga matrimonio.

A través de las obras del Fayum se descubren retratos clásicos, así­ como rostros menos definidos que hacen pensar en los impresionistas franceses, y otros que recuerdan a los í­conos ortodoxos.

Gracias a esta exposición, «el espectador se dará cuenta de que muchos procedimientos artí­sticos utilizados en la era moderna ya estaban anunciados en las obras de los pintores griegos y romanos», concluye Eugenio de La Rocca.

«Roma, la pintura y el imperio» se expone del 24 de septiembre al 17 de enero de 2010 en las Scuderie del Quirinale de la capital italiana.