La locura de los precios


Conductores guardan la fila para repostar el tanque con gasolina en una estación de Urena, ciudad fronteriza con Colombia. La caí­da de los precios del crudo ha impactado directamente en el costo de la canasta básica de los venezolanos. FOTO LA HORA: AFP JUAN BARRERO

Queso francés, jamón español, carne argentina, vino chileno o cosméticos suizos han pasado a ser productos prohibidos para la mayorí­a de los venezolanos, que renunciaron a los bienes importados ante las restricciones de divisas y los lí­mites del control de cambio en vigor.


El queso francés «brie» que solí­a comprar la familia caraqueña Arismendi pasó de 200 a 580 bolí­vares el kilogramo en tan sólo una semana. Al tipo de cambio oficial de 2,15 bolí­vares por dólar, este producto pasó a costar 269 dólares por kilogramo, algo impensable en su lugar de procedencia.

«Me parece que no podré venderlo», afirma el gerente de la tienda de productos «gourmet» de Caracas, resignado al ver a sus clientes dar media vuelta al escuchar el precio.

El vendedor señala entre otros productos que también tendrá problemas en vender: mantequilla importada a 12 dólares, jamón serrano común a 100 dólares el kilogramo, un vinagre balsámico a 25 dólares, sin hablar del champagne francés de base que supera los 160 dólares.

«De todas maneras, en la calle ya nadie piensa en un dólar igual a 2,15 bolí­vares. Si se sacaran las cuentas así­, mi negocio se acabó», afirma.

Con la caí­da del precio del petróleo, los dólares obtenidos por el gobierno venezolano se redujeron y las autoridades se vieron obligadas a establecer un orden de prioridades en las importaciones a las cuales concede divisas. Los productos considerados de lujo quedaron fuera de la lista.

De esta forma, los empresarios que no obtienen del gobierno dólares al precio de 2,15 bolí­vares van a un mercado paralelo a comprar sus divisas a unas tasas muy superiores, lo cual encarece dramáticamente el producto.

Siendo Venezuela un paí­s eminentemente importador, esta situación afecta a numerosos sectores. Según la patronal, Fedecámaras, un 80% de los productos importados llega actualmente al paí­s con dólares comprados en el mercado paralelo.

«Lo importado ya es inaccesible. Un cosmético que compraba a 12 bolí­vares está ya en 46 bolí­vares. La carne que pagué en 180 bolí­vares hace un mes, costó más de 300 esta semana», enumera la venezolana Coromoto Bautista al hacer sus compras.

En una tienda de ropa de una conocida firma española, numerosas clientes raspan la etiqueta en la que figura el precio en bolí­vares para saber cuál es el valor en euros de esta prenda en Madrid. Unos zapatos que cuestan más de 400 bolí­vares en Caracas (133,3 euros) se adquieren por 24,99 euros en España.

«Es mejor comprar un billete de avión e ir de compras a Europa», afirma Sofí­a Hernández, administradora de una empresa venezolana. No obstante, la concesión anual de dólares al tipo de cambio oficial para quienes viajan al exterior también fue reducida de 5 mil de 2 mil 500 dólares en el último año.

La subida de los precios de los í­tems importados sumada a la escasez de otros productos ha provocado una disparada de la inflación de Venezuela, que en 2008 alcanzó 30,9% y de enero a julio de este año llega a 13,1%.

Según el í­ndice del costo de la vida publicado en 2009 por la consultora Mercer, Caracas es la 15ª ciudad más cara del mundo y la más costosa de América Latina.

«Cuando voy al supermercado y veo el total, siempre pienso que hay un error. Los productos de limpieza del hogar, los de aseo personal, los vegetales… Todo ha subido demasiado», afirma Marí­a de Sousa, que trabaja como portera.

Una compra semanal modesta en un supermercado para una familia de cuatro personas no baja de mil bolí­vares o 465 dólares, es decir más que un salario mí­nimo mensual, que es de 959 bolí­vares.

En los restaurantes, la locura de los precios es delirante. Una cena para dos personas en un restaurante medio de Caracas no baja en el mejor de los casos de 200 bolí­vares, es decir, 93 dólares.

«Pese a todo los restaurantes están siempre llenos. ¿Para qué ahorrar si el bolí­var ya no vale nada?», se pregunta el patrón de un restaurante italiano en la zona este de Caracas.

GOBIERNO Medidas económicas


El gobierno de Venezuela prevé anunciar en los próximos dí­as un nuevo paquete de medidas económicas con el fin de «restituir el equilibrio» en las «distorsiones» que ha generado un mercado paralelo al tipo de cambio oficial, aunque por ahora una devaluación estarí­a descartada.

Expertos coinciden en la necesidad de «sincerar» la tasa oficial de 2,15 bolí­vares por dólar, ajustada por última vez en 2005, y acercarla más al llamado «mercado permuta», un tipo de cambio legal aunque no oficial y varias veces superior a la tasa oficial, que resulta de la venta de bonos de deuda venezolanos.

«Hay que sincerar el tipo de cambio en función de la inflación interna y que se equipare el valor cambiario con las señales que el mercado está dando en la permuta», dijo Miguel Pérez Abad, persona cercana al gobierno y presidente de Fedeindustria, organismo que agrupa a pequeños y medianos industriales.

El control de cambio, que por muchos años fue bastante flexible, se volvió mucho más férreo a finales de 2008, cuando una fuerte caí­da en los precios del petróleo obligó al gobierno a disminuir la concesión de dólares a los importadores, a jerarquizar las compras al exterior según su necesidad y a retrasar pagos.

La Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), que redujo considerablemente la entrega de dólares este año, aseguró que con la subida en los precios del petróleo en las últimas semanas, el organismo espera aprobar al menos el 70% de las solicitudes de empresarios y particulares, confirmó su presidente, Manuel Barroso.

No obstante, la irregularidad en la asignación de dólares oficiales obliga a muchos empresarios a recurrir al mercado permuta, al punto que según la patronal Fedecámaras, un 80% de las importaciones en Venezuela se paga con los llamados «dólares paralelos».

Aunque la difusión de la cotización del dólar paralelo es ilegal, el gobierno ha reconocido la enorme brecha que existe con respecto a la tasa oficial. De hecho, el presidente venezolano Hugo Chávez, señaló recientemente que su gobierno estaba «tomando medidas y preparando otras para restituir el equilibrio» cambiario.

Chávez anunció en su primer paquete de medidas económicas, en marzo, un recorte de gastos en el presupuesto y el incremento del impuesto a las ventas (IVA).

El mandatario descartó en esa oportunidad una devaluación y un aumento en el precio de la gasolina, la más barata del mundo y sin ajustar desde hace 10 años.

Esta posición motivó a los expertos a proponer otras opciones paralelas. La que cobra más fuerza es la del mercado dual, pues según el presidente de la patronal Fedecamaras Noel Alvarez, se «legalizarí­a una situación que se está planteando de hecho» con el mercado paralelo.

No obstante, el economista Francisco Faraco cree que el gobierno no tiene interés en alterar el cambio permuta con otra tasa de cambio.

«El mercado permuta es algo impersonal, en donde el gobierno no tiene responsabilidad», explicó Faraco.

Por ejemplo, ilustró Faraco, «Chávez ha logrado que los aumentos en los precios sean responsabilidad del comerciante porque tiene que comprar su mercancí­a con dólar paralelo porque el gobierno no le da dólares oficiales».

Otra alternativa serí­a incrementar la subasta de bonos internacionales del Estado venezolano, de manera que se incremente la oferta de divisas en el mercado, empujando hacia abajo el precio del dólar paralelo.

Para el economista José Guerra, el Banco Central (BCV) «deberí­a intervenir en el mercado cambiario con 20 millones de dólares diarios en conjunto con los bancos y las casas de bolsa» para lograr este objetivo.