Recientemente he vuelto de Guatemala, he estado ausente por casi seis años. Ha sido una experiencia muy buena volver, pero una llaga dolorosa ha quedado en mi memoria sobre Guatemala.
Supongo que no es nada nuevo lo que diré, es lo que se oye en los medios de comunicación constantemente: Guatemala, el país donde la impunidad reina. Fue muy dolorosa la impresión que me dejó la inseguridad y la tensión que los pobres chapines viven cada día al salir de sus casas.
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Lo más impresionante es que cada acto de violencia se ha vuelto algo tan normal. Un asesinato o asalto es lo más común. La muerte se puede encontrar por el valor de un teléfono móvil. La dignidad de la persona está por los suelos.Â
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Asimismo hay  determinadas corrientes políticas que proponen erradicar la violencia con violencia. Dicha actitud me parece absurda y no es más que encender el rencor y odio en la sociedad.
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¡No te dejes, Guatemala; hay quienes escupen tu faz y con sangre! ¡Guatemaltecos, a pensar en el bien común, a retomar los valores que fueron la base de la sociedad, de cooperación, hermandad y caridad! A trabajar con honradez y con una ética firme sin dar paso a la corrupción teniendo en mente las futuras generaciones. Solo así se podrá cambiar el rumbo de Guatemala.