La literatura americana se cotiza mucho en Francia


Bret Easton Ellis (1964), novelista estadounidense, considerado el mayor exponente de la Generación X en literatura, y uno de los autores posmodernos más relevantes de la actualidad. FOTO LA HORA: ARCHIVO

La literatura americana se cotiza en Francia y se sigue imponiendo en las estanterí­as de las librerí­as, con figuras de longevidad excepcional y nuevos autores que venden, por mucho que las editoriales miren cada vez más hacia otros horizontes.


Los franceses pudieron descubrir a 60 de estos escritores de América del Norte (Estados Unidos, Canadá, Antillas, Cuba, México, Haití­) hasta ayer en el Festival América, que tuvo lugar en Vincennes, a las puertas de Parí­s.

Los autores de habla inglesa fueron los mejor representados, como sucede en la edición. De 8 mil 692 novelas publicadas en Francia en 2009, 3.499 fueron libros extranjeros y 2 mil 669 están traducidos del inglés, no sólo de Estados Unidos, también de Gran Bretaña o Australia, explica Fabrice Piault, de la revista especializada Livres Hebdo. Con todo, los estadounidenses representan más de la mitad de autores anglófonos traducidos.

¿Cómo deciden las editoriales lanzarse a una traducción? Están las estrellas, como Bret Easton Ellis, presente en el festival, cuya última novela «Suite(s) imperiale(s)» (Robert Laffont) empezó con una tirada de 50 mil ejemplares y hoy va por los 90 mil, según la editorial.

Otras figuras como Paul Auster, Tom Wolfe, James Ellroy, Douglas Kennedy o Jim Harrison tienen seguidores siempre expectantes, y luego están los jóvenes autores por descubrir.

«Los criterios son muy personales. Ciertos manuscritos te llaman la atención por su calidad de escritura y narración. Confiamos en ciertos agentes norteamericanos, nuestros autores extranjeros nos pueden señalar un escritor joven, miramos a otras editoriales europeas», explica Maggie Doyle, responsable de adquisiciones extranjeras de Robert Laffont.

«En Nueva York tenemos un «scout», un descubridor de talentos. La competencia es muy fuerte, la gente está al acecho antes mismo de que los libros salgan en Estados Unidos», añade. «Los nuevos talentos los detectamos gracias a todas estas redes», explica Maggie Doyle.

«Cerca del 40% del ámbito extranjero de Belfond es americano del norte, aunque esta proporción puede variar de un año para otro. En 2010, publicamos a bastantes autores británicos», señala.

«Cada generación de lectores tiene sus escritores», comenta Francis Geffard, secretario general del festival y director de colección en la editorial Albin Michel.

Ciertos autores desaparecidos como John Updike o Saul Bellow se leen menos, constata. Otros, como John Fante, muerto en 1983, siguen teniendo su público y el festival ha invitado a su hijo, Dan Fante, cuyo primer libro fue editado primero en Francia en 1996.

Douglas Kennedy fue un tiempo «persona non grata» en Estados Unidos mientras arrasaba con sus libros en Europa.

Para Laurence Deschamps, del sector libros de la Fnac, «el público francés «es extremadamente fiel a los autores estadounidenses», y cita a Jim Harrison o Philip Roth.

«Frente a la profusión de novelas que se publican en Estados Unidos, busco voces estadounidenses venidas de otras partes pero nunca teñidas de exotismo», confí­a Marie-Pierre Gracedieu, directora de la colección Cosmopolite de la editorial Stock.

Por ejemplo, «hemos descubierto a Tania James, una norteamericana de origen indio de la que publicamos la primera novela «El atlas de los desconocidos», una obra ambiciosa y fuerte», dice. La joven autora participa en el Festival América.

«En Nueva York tenemos un «scout», un descubridor de talentos. La competencia es muy fuerte, la gente está al acecho antes mismo de que los libros salgan en Estados Unidos. Los nuevos talentos los detectamos gracias a todas estas redes.»

Maggie Doyle.

Responsable de adquisiciones extranjeras de Robert Laffont