La liberación del cabo Moncayo en Colombia


La liberación en las últimas horas de la tarde de ayer en territorio colombiano del cabo Pablo Emilio Moncayo por parte de la guerrilla de ese paí­s sudamericano constituye un acto polí­tico de gran importancia para el futuro del hermano paí­s, que desde hace muchos años se debate en un crudo enfrentamiento armado con el saldo de la pérdida de muchas vidas y el continuo enfrentamiento ideológico.

Félix Loarca Guzmán

Moncayo estuvo privado de su libertad durante más de doce años, es decir una buena parte de su vida. Fue secuestrado cuando tení­a 19 años y ahora tiene 32. Sus primeras declaraciones ante los representantes de los medios de comunicación, reflejaron la profunda madurez que adquirió durante su cautiverio, además de la prudencia en sus apreciaciones frente a diversos temas.

En este caso hay que resaltar la acción que llevó a cabo la misión humanitaria encabezada por la senadora colombiana Piedad Córdova para lograr la liberación del militar retenido por los guerrilleros de las Fuerzas Armadas de Colombia, FARC. La misión estuvo formada además por un representante de la Iglesia Católica, miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja y elementos del Ejército de Brasil, paí­s que facilitó dos helicópteros para internarse en la selva a efecto de trasladar a la libertad al secuestrado.

En sus primeras declaraciones ya dentro de un ambiente de libertad, el cabo Moncayo dijo cosas importantes. Una el agradecimiento que transmitió a varios presidentes de América Latina por las gestiones o actitudes a favor de su liberación. Concretamente agradeció al presidente de Ecuador, Rafael Correa, al presidente de Venezuela, Hugo Chávez y al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.

Llama la atención que en ningún momento mencionó al presidente de Colombia, ílvaro Uribe ni a su gobierno, a pesar de que él era miembro del ejército de ese paí­s cuando fue secuestrado por la guerrilla.

Resalta el hecho de la forma ponderada en que habló con respecto a la guerrilla colombiana. Tuvo el cuidado de no estigmatizarla, ni elogiarla. Se limitó a señalar que el movimiento insurgente de Colombia es una realidad y que no se puede negar su existencia.

La guerrilla advirtió por medio de un comunicado que éste es el último caso de un acto unilateral de liberación de secuestrados y que de ahora en adelante se tendrá que establecer un proceso de intercambio de secuestrados por rebeldes que están prisioneros.

Ojalá que ambas partes lleguen a un acuerdo satisfactorio para hacer realidad ese intercambio humanitario y que el mismo pueda sentar las bases a favor de la paz firme y duradera para este pueblo que ha sufrido tanto por este interminable baño de sangre.