«La ley tiene los dientes suficientes para poder morder»


Nineth Varenca Montenegro Cottom es licenciada en Ciencias Jurí­dicas y Sociales, diputada desde hace doce años y actualmente presidenta de la sala de trabajo de Reformas al Sector Justicia, del Organismo Legislativo, de Guatemala. En esta entrevista pone su visión de 180 grados sobre el ambiente de la justicia, tema que cada cinco años genera opinión pública, principalmente en la actualidad cuando el pesimismo pesa sobre quienes eligen a los operadores de justicia.

Gabriel Herrera
lahora@lahora.com.gt

Después de ese tiempo como diputada y fiscalizadora de temas de interés general, considera que ha aprendido a ser madura y reflexiva en su quehacer polí­tico-legislativo, pero está convencida que el espí­ritu de la lucha social es la contundencia.

– Pregunta: ¿Por qué concibió un dí­a crear la Ley para regular Comisiones de Postulación en el paí­s?

– Respuesta: Porque pude ver con mucha preocupación la ineficiencia y la inoperancia del sistema de aplicación justicia. Pude tener acceso a las estadí­sticas frí­as y duras donde se demuestra que noventa y ocho por ciento de los casos no son resueltos, solo dos por ciento.

Vi sistemáticamente compadrazgos, inefectividad en el sistema de aplicación de justicia y cuando llegué a la presidencia de la Comisión del Sector Justicia, platicando con la sociedad civil encontramos que existí­a un mecanismo para ponerles controles a las autoridades que desde las Comisiones de Postulación deciden. Por eso.

– P.: ¿Qué avances percibe entre el proceso anterior para elegir Magistrados a la CSJ y CA y este de 2009?

– R: Yo dirí­a que sustancial. Hay un antes y un después de la Corte Suprema de Justicia con la Ley de Comisiones de Postulación. La sociedad civil pudo estar involucrada, la sociedad civil pudo posicionarse, la sociedad civil en general pudo expresar su opinión a favor o en contra, por ejemplo, de la reelección, a favor o en contra de determinados personajes de la vida pública para que no fueran candidatos, yo dirí­a que esos son avances únicos en Guatemala y aunque es un punto de partida, a futuro yo sé que es una ley que va a dar muchos frutos.

– P.: ¿Qué piensa que al frente le salieron muchos dentistas a la Ley?

– R.: (Rí­e.) Yo creo que aquí­ lo que habí­a es una suerte de compadre hablado y de hecho subsiste ese fantasma de agendas ocultas, en donde nadie querí­a una ley que pusiera controles y regulaciones, que hiciera transparentes y públicos los actos porque ya habí­a listas, ya habí­a candidatos para que en Guatemala, mucho vinculado con el crimen organizado, con poderes oscuros, siguiera pululando en el paí­s. Cuando obviamente la coyuntura polí­tica se ve accidentada por una serie de circunstancias, que todaví­a no vienen al caso mencionar, es que el Presidente (de la República) se ve forzado a pedirle a su bancada que apoye una ley que después sí­ le salieron dientes.

– P.: ¿Faltan o faltaron dientes para esa ley? Si podemos figurar, incisivos, caninos, premolares o molares?

– R.: (Rí­e más todaví­a.) Yo dirí­a que tiene suficientes dientes, posiblemente algunos se los quitaron. Tiene la posibilidad del sistema de minorí­as, que ya no exista una sola planilla que se lleva todos los puestos, la prohibición del tema del parentesco; otro tema importante es la publicidad de los actos de la administración, el tener acceso a audios, videos, el poder estar presente, esos son temas que no existí­an antes y que hoy ya están. Yo le dirí­a que tiene los dientes suficientes para poder morder, pero siempre van a haber coladuras porque a lo mejor no hay puentes.

– P.: Se vio la ausencia casi total de estudiantes de Derecho y otras personas o sectores organizados ¿Qué se percibe en esa falta de interés?

– R.: Hay que darle a la sociedad civil guatemalteca más insumos para que conozca una ley de tal envergadura, para que la procese, la sistematice y encuentre que ésta solo define ya un método de la forma en que se va a elegir jueces y magistrados, y, que entienda la importancia de esta ley que sí­ sirve para su vida, en ella está la diferencia en que se haga justicia o que haya injusticia.

– P.: ¿Qué vicios ve que ocurrieron?

– R.: ¡Oh!, desde el tema del sorteo, por ejemplo, para elegir los presidentes de las comisiones fue un tema, no se querí­a, se dio a burla, a sorna cuando es una propuesta cientí­fica entre iguales. Luego que quisieron hacer voto secreto cuando el artí­culo nueve de la Ley de Comisiones de Postulación dice que teniendo derecho a dar como voto los comisionados y luego que algunos quisieron ponerse en las dos listas o sea donde primero les cayera ahí­ se iban. Esos son algunos vicios que yo he visto.

– P.: Cuando estuvo en mayor peligro la aprobación de la Ley, usted un dí­a dijo «Ya no hay nada que hacer» ¿Por qué?

– R.: Como todo ser humano que navega contra la corriente, en algún momento sentí­ que las fuerzas me estaban dejando porque fue una lucha de muchos meses, de mucho esfuerzo, desde hacer la ley, luego porque salga el dictamen favorable, cada lectura en el pleno fue un sufrimiento, la primera y la segunda y luego la tercera que fue el arranque final. Sí­, por un momento sentí­ mucha frustración y pensé que en Guatemala todo lo que se quiere hacer siempre encuentra un ambiente adverso, sin embargo, hoy estoy satisfecha.

– P.: ¿Qué no fue malo en la aplicación de esa Ley por parte de los comisionados?

– R.: El tener que dar marcha atrás al voto secreto y que fuera público, ya fue positivo. Que a pesar que el sorteo se declarara ilegal, vinieron al Congreso y se sometieron al escrutinio público, eso también fue positivo. El que a pesar de las circunstancias trataran de ser muy imparciales en sus juzgamientos y que por lo menos más de diez personas quedaran de candidatos a magistrados de Corte, sean gente honorable, son rasgos positivos.

– P.: ¿Fue una ley temporal que merece reformas?

– R: Es una ley permanente que como todo es perfectible, puede a futuro ser susceptible de reformas.

– P.: ¿Cuáles reformas?

– R.: Yo pondrí­a la metodologí­a exacta de cómo la sociedad civil puede auditar, eso creo que nos faltó. Es un capí­tulo completo que habí­amos incluido pero por razones de, lamentablemente, negociaciones internas en el Congreso para que la ley pasara hubo temas que hubo que quitar, pero ese capí­tulo yo lo refrendarí­a en su totalidad.

– P.: ¿Qué piensa sobre lo que pasó el fin de semana?

– R.: Allí­ se dieron las luces y las sombras de la sociedad civil guatemalteca en general, hubo aspectos negativos como que ya habí­a personas que llevaban sus listados, otros que tuvieron que ceder y expresiones como las de Félix Serrano quien dijo «bueno, por lo menos 18 personas que van en la lista yo no las pondrí­a», eso nos pone a nosotros los diputados contra la pared.

– P.: ¿Y lo que dijo Carlos Castresana de la CICIG?

– R.: Lo que dijo Castresana es meritorio, de un hombre valiente, de un hombre que está haciendo historia en Guatemala y nos desafí­a sistemáticamente a los guatemaltecos. No podemos hacer las cosas por nosotros mismos y otros tienen que venirnos a decir qué tenemos que hacer.

– P.: ¿Qué tanta verdad hay de lo que él dijo?

– R.: Mucha. Pero esta trama no se gestó ahorita, hace veinte años se dio y que favorece a las mafias, al crimen organizado y que ha permanecido en las estructuras del Estado en todos los poderes, están ocultos, allí­ están y van a seguir subsistiendo. Lo que hoy hay es una radiografí­a de donde están, nos va a permitir tener un termómetro e ir aislándolos paulatinamente, pero no totalmente.

– P.: ¿Para votar en el pleno hay algún principio que evite votación secreta a través de cédula o no importa eso ya?

– R.: Pienso que sí­. Serí­a pertinente si Félix Serrano dice que hay 18 personas que él con gusto no las hubiera puesto, quiere decir que siguen habiendo anomalí­as, que hubo colados, muchí­simos colados. Creo que debiéramos sentar ejemplo como diputados, empezar a hacer una votación pública para generar confianza y credibilidad.

– P.: ¿Se sumará a la entrevista con los candidatos, fiscalizará y en quiénes centrarí­a su atención?

– R.: Como no. Por un momento sentimos que las fuerzas nos abandonaban pero son cuestiones momentáneas, aquí­ estamos con fuerza, vigor y revitalizados, vamos a seguir en esa fiscalización. Centrarí­a mi atención en los 26 candidatos de Corte, los trece titulares. No descuidarí­a los Magistrados de las Salas de Apelaciones, porque son importantes, me fijarí­a en los mejores y sí­ estarí­a atenta en aquellos que tienen tachas para aislarlos, evidenciarlos y que no sean apoyados porque el meollo de la democracia está en el Estado de Derecho.

– P.: ¿Cómo se puede medir la honorabilidad en este paí­s, si es tan subjetivo ese concepto?

– R.: Es un concepto subjetivo, más no por ello no podemos definirlo. No es necesariamente abstracto, son las actuaciones de las personas, las actitudes en la vida cotidiana, las actitudes en la profesión que se desempeñan, las actitudes en el trabajo en donde la persona está. No es solo la ausencia de la carencia de antecedentes penales, eso es totalmente insuficiente.

– P.: ¿Si los nominados tienen denuncias o condenas pendientes, son merecedores del principio de inocencia?

– R.: Todos son inocentes mientras no se pruebe lo contrario, pero ya solo el hecho de tener denuncias pendientes ya deberí­a ser un motivo a menos que hubiera razones polí­ticas para poner una denuncia, habrí­a que ver de qué clase de denuncia estamos hablando.

– P.: ¿Sirvió o no sirvió la ley para el proceso en el IDPP?

– R: Sirvió. Miren hasta donde hemos llegado, al extremo que hace más de un mes debió haberse elegido a la directora o director de la Defensa Pública Penal, ellos daban por hecho que todo estaba y que una persona iba a ser la nueva Directora y tuvo que renunciar. Hoy está en ciernes si es una dupla o es una terna, yo dirí­a sirvió enormemente.

– P.: ¿Qué otras elecciones, para aplicar la Ley, se acercan y qué importancia tienen?

– R.: Viene en mayo de 2010, la elección del Fiscal General de la República, luego en octubre, también de 2010, la elección del Contralor General de Cuentas y ambas son de mayor importancia. El Ministerio Público con su anomia y falta de efectividad no contribuye al sistema investigativo para lograr aplicar justicia. La Contralorí­a General de Cuentas, mientras silencie su voz, no fiscalice las cuentas, no haya cuentas claras, siempre va a permitir la corrupción, por lo tanto ambas elecciones son de trascendental importancia.

– P.: ¿La trascendencia de las Comisiones de Postulación y aplicación de la Ley es más para Corte Suprema de Justicia y Corte de Apelaciones?

– R.: Es igual en su aplicación. Para el Contralor General de Cuentas, los Colegios de Contadores Públicos y Auditores van a tener que hacer lo mismo que el Colegio de Abogados, ya no va una sola planilla para poderse llevar todos los puestos. Ahora tienen que competir varias planillas y van a haber «ene» candidatos que van a optar al cargo y eso va a permitir que haya menos corrupción en la Contralorí­a General de Cuentas.

– P.: ¿Y para Fiscal General de la República?

– R.: í‰sa es más o menos como la elección para la Defensa Pública Penal, tiene comisiones de postulación, tiene que dar los nombres de los candidatos y luego llevárselo al Presidente de la República, esa es la única diferencia.