La lectura se inicia


Los dí­as del 8 al 10 de noviembre se realizará el VII Congreso de las Américas, de Lectura y Escritura. Espero que lo escrito en éste, contribuya a una reflexión sobre el particular.

Raymond J. Wennier

Cuando hablamos de lectura tenemos que entender que no estamos refiriéndonos a una materia en el programa de primer grado sino a un proceso durante la gestación y especialmente después del nacimiento. La escritura sigue como acto natural de expresión de ideas, conceptos e interpretación de la interacción verbal; el lenguaje entre los seres humanos.

El desarrollo cerebral prenatal produce la mayorí­a de neuronas entre el cuarto y el séptimo mes de gestación. En el sexto mes, los nervios de los oí­dos del feto están en su lugar. Hay que enfatizar entonces que las personas alrededor del feto, especialmente la madre, le hablen y lo acaricien en el vientre. El feto reacciona a esos estí­mulos y en esta etapa del embarazado la música también juega un importante papel en el desarrollo de las áreas donde se procesa el lenguaje, el lóbulo temporal del hemisferio izquierdo.

En el momento de mayor desarrollo el feto está generando 250 mil neuronas por minuto. Así­ el cerebro está activamente prealambrando, haciendo conexiones para el lenguaje hablado. Sin embargo, NO está prealambrando para la lectura y la escritura.

El bebé en el tercer trimestre del embarazado es receptivo a estí­mulos en útero de parte de todas las personas en su ambiente, sean los estí­mulos positivos, negativos o neutros (sin estí­mulo). Es importante mencionar que las emociones y una dieta saludable de la madre, juegan un papel importante en la vida del bebé; no digamos los efectos de una droga ingerida por la madre y su efecto negativo en él.

En los últimos dos meses en útero, tanto la madre como el bebé, necesitan de «momentos tranquilos» (quiet time), sin estrés, sin demasiada agitación ni mucha actividad bulliciosa.

Las habilidades de lectura y escritura dependen totalmente de un buen lenguaje en el ambiente del feto (bebé) y del recién nacido. Al nacer el lenguaje se desarrolla con el uso. A los bebés hay que hablarles claro, que hacerles responder por medio de sonidos como si estuvieran sosteniendo una conversación que les permita apreciar los primeros sonidos e inflexiones del idioma. Los bebés en los primeros seis meses de vida, son considerados «Ciudadanos del mundo» porque pueden distinguir sonidos de cualquier idioma. Por consiguiente, los niños desarrollan la habilidad del uso del lenguaje, antes de leer y escribir.

Los psicólogos Betty Hart y Todd Risley de la Universidad de Kansas, hicieron un estudio acerca de niños creciendo en familias pobres y cuando estos niños llegaron a los cuatro años, tení­an un déficit de haber escuchado 32 millones de palabras menos que los niños de padres profesionales.

Si no hablamos al niño, éste no responde; si no permitimos que juegue, no va a explorar y se le cerrarán las oportunidades para hacer conexiones neurales dedicadas al lenguaje. Es mucho más difí­cil hacerlas más tarde.

Hay que leerles a menudo a los niños para ayudarles a ser lectores. No hay un tiempo exacto ni común a todos los niños que diga cuándo está listo su desarrollo para aprender a leer. Sin embargo, a la edad de más o menos los cuatro años, los niños controlan y dominan su lenguaje y el lenguaje como sistema, está listo para construir conexiones entre lo hablado y lo escrito, LECTURA.

El desarrollo de la lectura depende de leer en conjunto (familia, grupo de niños), luego verbalizar lo que entendió acerca de lo leí­do (explicarlo en sus propias palabras), después, participar en conversaciones con otras personas sobre la lectura (discutirla, comentarla); esos pasos provocan la expresión del niño y pueden incluir el dibujo o el garabato para expresar sus pensamientos lo que es precisamente activar las áreas de Wernicke y de Broca en el cerebro, correspondientes al lenguaje.

Si quiere usted ser parte del correcto desarrollo del cerebro de su hijo y de facilitarle el aprendizaje de la lectura, estimúlelo mientras está en el vientre; háblele y léale en voz alta mientras espera que nazca y continúe haciéndolo cuando lo tenga en sus brazos.