Si comparamos la gestión en estos tres años de la Fiscal General con lo que se hizo en períodos anteriores en materia de perseguir penalmente a los delincuentes e investigar a fondo para lograr mejores resultados en los procesos, no cabe la menor duda que la fiscal Claudia Paz y Paz tiene que ser bien calificada porque es impresionante la diferencia cuantitativa y cualitativa del trabajo realizado. También es importante señalar que se ha avanzado en un tema que no se puede cuantificar tan fácilmente, como es la mística de trabajo que se ha ido imponiendo en el Ministerio Público, entidad que ha sufrido un giro muy importante en su función como principal auxiliar de la administración de justicia.
El trabajo de la Fiscalía genera, por supuesto, reacciones encontradas y muchas veces adversas porque hay sectores que se sienten afectados por las investigaciones y los procesamientos realizados. Sin duda ningún caso tan emblemático como el juicio por genocidio que ha tenido un curso tan polémico y controversial no sólo en Guatemala sino en sectores del mundo entero que siguieron con atención el proceso a Ríos Montt y sus posteriores cambios en instancias diferentes.
La tendencia a juzgar toda una administración por el caso más emblemático causa divisiones en una sociedad aún polarizada por la guerra como es la nuestra y de esa cuenta los grupos pro derechos humanos aplauden el trabajo del Ministerio Público y exaltan el papel de la Fiscal General, mientras que los conservadores del país lanzan toda clase de improperios en su contra. El caso es que en estos tres años no sólo el proceso a Ríos Montt ha sido importante, sino hay que destacar también el desmantelamiento de numerosos grupos de crimen organizado que se dedican a diferentes tipos de delitos, desde el sicariato, la extorsión, el robo de propiedades, los asaltos callejeros, el robo de carros, la clonación de tarjetas de crédito, el tráfico de drogas, el tráfico de personas, la trata de blancas y tantos otros hechos delictivos por los que se han realizado importantes capturas.
Si alguna queja se puede hacer luego de los tres primeros años de la gestión de la doctora Paz y Paz es la ausencia de pesquisas serias relacionadas con la evidente y burda corrupción que hay en altas esferas del poder público en el país, incluyendo compra de diputados para no citar sino casos muy obvios. Si nos atenemos a medir la corrupción por los procesos iniciados, diríamos que el nuestro es un país transparente donde apenas uno que otro alcalde roba y los demás son niños vestidos de primera comunión.
Se aplaude el trabajo de la Fiscal General contra el crimen organizado y se critica su papel en el tema de la corrupción.
Minutero
Tenemos una buena Fiscal
que cumple muy bien su función,
excepto ante la corrupción
en lo que se queda muy mal