«Es la nostalgia? y los hijos se revelan contra los padres como los padres lo hicieron con los abuelos; con la misma actitud, las mismas fachas, las mismas causas, y hasta la misma música», Alex Lora.
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A veces pareciera ser que nuestros ideales vienen del ligero sopor de nuestro contexto y no estuviéramos completamente convencidos de querer trabajar por un mundo mejor para todos.
Alex Lora, cantautor mexicano, señaló en una de sus canciones que el fin del siglo XX nos dejó cierta nostalgia con la que «se volvió a poner de moda la ideología del Che Guevara».
Aquella nostalgia evocaba ciertos cambios de actitud en la generación de esa época: «y todos quieren ser rebeldes y contestatarios, anarquistas y revolucionarios».
¿Rebeldes contra qué?, ¿contestarle a quién?, ¿anarquistas por qué?, ¿revolucionarios de dónde?
Lamentablemente, parece que Lora tenía razón. Es triste ver que algunos movimientos alternativos del país (en los que participan muchos jóvenes), se encuentran corroídos por intereses ajenos a la labor esencial que debieran desempeñar.
No basta con manchar paredes en señal de rebeldía, o contestarle obscenidades a la Policía e incitarla a la violencia, o ponerse una playera del Che, de Fidel, de Sandino, etcétera.
¿Realmente tenemos una propuesta que oriente a la juventud a participar activamente en la política?, si quienes participamos en movimientos políticos juveniles no presentamos propuestas serias y con fundamento, ¿por qué preguntamos la razón de la apatía que las nuevas generaciones muestran ante la realidad? El ejemplo personal es la retórica más poderosa.
Muchos prefieren no hablar de política (o religión), esto porque el sistema educativo del país (entre otros aspectos), no genera la conciencia social suficiente que despierte en cada uno la necesidad e importancia que existe de participar en los movimientos. Entonces, como no es su culpa, ¿por qué no darles una razón? He Ahí una de nuestras más grandes responsabilidades.
¿Lo vamos a lograr si seguimos pintando paredes?, ¿provocando a la Policía?, ¿creyéndonos revolucionarios por el ánimo de la indumentaria?
El ex presidente chileno Salvador Allende dijo que ser joven y no ser revolucionario era una contradicción biológica. Estoy seguro que no se refería a la revolución que, lamentablemente, muchos pregonan con sus actos, estos más parecen vandálicos.
No basta con aprenderse un discursito pseudopolítico para contravenir a un sistema que nos reprime, es necesaria la creación de teorías filosófico-políticas, para la juventud que cada día se sumerge en el consumismo y lo pasivo como pretenden los poderosos.
Aquella nostalgia de fin de siglo ya pasó y nos encontramos frente a una realidad que no necesita sentimentalismos, sino hechos.