«La justicia debe ser también un fenómeno global»


El Plan Sofí­a refiere operaciones del Ejército, las cuales pueden ser corroboradas según los testimonios de ví­ctimas de la guerra interna en Guatemala, sobre todo en las acciones que podrí­an ser tipificadas como genocidio. FOTO LA HORA: ARCHIVO

Benjamí­n Cuéllar, director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana (IDHUCA) de El Salvador, respondió a algunas interrogantes de Diario La Hora.


Benjamí­n Cuéllar, director del IDHUCA de El Salvador. FOTO LA HORA: ARCHIVO

– ¿Qué opinión tiene sobre la entrega del documento militar Plan Sofí­a?

– Creo que es positivo que se estén dando a conocer estos documentos y que se entreguen a instancias donde se aplica la justicia universal. Pero yo hubiera preferido que lo hicieran primero en nuestros paí­ses, y que lo hubieran hecho desde hace bastantes años: hace unos 18 años que se terminaron las guerras, pero por falta de un combate frontal a la impunidad, tanto por visiones polí­ticas como también por falta de recursos, se mantienen unos excesivos niveles de violencia generados por esa impunidad de delitos del pasado.

-¿Qué relevancia tiene la incorporación al proceso de documentos como el Plan Sofí­a?

– En primer lugar la práctica, en la medida que esto contribuye en esclarecer la verdad y hacer justicia para las ví­ctimas; la segunda es que lo que hay que buscar es que impacten estas iniciativas no sólo en España sino en nuestros paí­ses, para que la justicia funcione no sólo en España sino también acá; porque la gente humilde, la gente que perdió a su familia por las polí­ticas criminales de los gobiernos militares de nuestros paí­ses no tiene recursos para ir a España y por eso es importante que funcione la justicia en nuestros paí­ses.

– El sistema de justicia guatemalteco amparó a los militares implicados en el genocidio, ¿cómo se logra que un paí­s avance en la búsqueda de justicia por los delitos del pasado?

– Creo que primero debe ser una demanda social, a partir del conocimiento o de la conexión que debe hacerse de los grandes violadores a derechos humanos con los grandes niveles de corrupción y crimen organizado: En Chile, Augusto Pinochet era odiado por la mitad del paí­s y querido por la otra cuando se le acusaba de violaciones a derechos humanos; pero cuando se descubrió que era un corrupto de altos niveles, la gente ya no estaba dividida, todo Chile se dio cuenta de quién era; entonces sí­ logramos que la gente se dé cuenta en las sociedades que combatiendo la impunidad que favorece a los criminales de guerra y violadores de derechos humanos, vamos a reducir los niveles de corrupción y crimen organizado, la gente empezará a hacer suya esa demanda y así­ se va a hacer justicia en estos paí­ses.

-¿Qué factores facilitan que haya impunidad en los crí­menes cometidos por militares?

– Dos básicamente: el secuestro de las instituciones de nuestros paí­ses por grupos de poder, que tienen que ver con poder económico, polí­tico, militar y social; y segundo que la gente aún no exige justicia porque no conecta esa inseguridad actual a altos niveles con los grupos de poder fácticos y ocultos; entonces hay que trabajar en esos dos sentidos.

-¿Desde la sociedad civil?

– Claro. Yo no conozco a ningún poderoso que haya negociado, acordado y cumplido con un débil, la idea es que desde la sociedad se construya un poder capaz de enfrentar a ese otro poder capaz de enfrentar a ese otro poder para enfrentar a las instituciones, para liberarlas y se vayan reduciendo los niveles de impunidad y de violencia.

-¿Es válido que instancias internacionales intervengan en la investigación de este tipo de hechos?

– Sí­. Esas posturas de nacionalismos falsos que alegan la defensa de la soberaní­a patria de manera hipócrita, porque sí­ permiten la intervención de empresas transnacionales y otras estructuras, no es argumento ni justifica el hecho que se globalice la justicia. Como se globaliza el comercio, las comunicaciones y todo lo demás, la justicia debe ser también un fenómeno global que eleve el nivel de respeto a la dignidad de las personas y de las sociedades y si es necesario que intervengan mecanismos de justicia universal no hay ningún problema en la medida que contribuyan a elevar el respeto a la dignidad humana.