Es absolutamente cierto que necesitamos inversión extranjera para alcanzar el desarrollo y que se tienen que crear las condiciones adecuadas para que inversionistas de calidad piensen en Guatemala. Decimos esto porque en las condiciones actuales, somos muy atractivos para los que operan con mentalidad de piratas, toda vez que lo que ofrecemos como incentivo es la existencia de un sistema en el que la corrupción campea y por lo tanto es adecuado para empresas como las de la minería que vienen literalmente a saquear los recursos nacionales dejando una migaja en compensación.
El caso de la “concertación” entre las empresas mineras y el gobierno es una muestra patética de lo que decimos. Vinieron al país y “convencieron” a las autoridades a que aprobaran leyes con unas regalías que al final a ellos mismos les terminaron dando vergüenza y por ello, sin que mediara ley ni nada por el estilo, acordaron quintuplicarlas. ¿Será que los funcionarios que aprobaron la regalía al uno por ciento no recibieron nada de esos cientos de millones de dólares que se ahorraron las empresas mineras?
Creemos en la inversión extranjera que venga al país a generar empleo, a respetar el ambiente y a respetar las leyes, sobre todo laborales. Pero más creemos en inversiones a largo plazo, que apuntan a mejorar la calidad de nuestra mano de obra, que capacitan a guatemaltecos para el desempeño de labores tecnológicas y de alto rendimiento.
No creemos que la maquila sea un objetivo de largo plazo para industrializar al país porque se trata de un estímulo a la mediocridad con mano de obra no calificada. No creemos que las mineras avorazadas sean una buena inversión porque están llevándose nuestros recursos naturales sin dejar al país ninguna compensación y, si acaso, un daño ecológico que, como el oro, no se puede reponer.
Un ambicioso programa para atraer inversiones tiene que tener como elemento fundamental una estrategia clara de a dónde queremos llevar al país y cuáles son las áreas sensitivas de la inversión. Creemos que el turismo tiene que ser un campo en el que se faciliten las cosas a inversionistas porque tiene muchas ventajas para el país en general. Viendo la forma en que Costa Rica o México manejan su industria turística y atraen a las grandes cadenas de hoteles y restaurantes, nos damos cuenta que hay una visión estratégica y que no hablan de captar inversión por montos, sino por destinos específicos.
Y mientras no podamos proveernos de un real Estado de Derecho, terminando con la impunidad y la corrupción, nuestro país seguirá siendo atractivo para inversionistas como los Zetas o la industria minera, es decir, para quienes vienen a ver qué se levantan.
MINUTERO:
Cualquiera se hace el loquito
aunque sea un ladronazo
pues teniendo finiquito
puede optar a otro pedazo