La interculturalidad



Desde el principio de los tiempos, las diferentes culturas se han venido interrelacionando, provocando, así­, una serie de fenómenos que permiten el cambio social en los pueblos.

De forma rápida, surge la imagen de la cultura china que, debido al ostracismo impuesto como mecanismo de defensa, se ha logrado, hasta bien entrado el siglo XX, mantener costumbres milenarias.

Desafortunadamente, la forma de convivencia entre dos culturas, a lo largo de la historia de la humanidad, usualmente fue el contacto bélico. Los romanos, por ejemplo, tení­an como estrategia de guerra destruir los más importantes monumentos culturales de un pueblo recién conquistado. Pese a ello, a veces se contagiaron por costumbres, que fueron adquiridas e importadas a Roma. El mayor ejemplo fue la cultura griega, que prácticamente apadrinó a la cultura latina clásica.

A medida que se va abarrotando el mundo, la convivencia entre culturas se hizo cada vez más necesaria.

Hasta hace algunos años en Guatemala, y como muestra están los Acuerdos de Paz, se creí­a que nuestro paí­s era multicultural, por el hecho de contener a varias culturas. Sin embargo, este término fue revisado, y se determinó que la multiculturalidad no es la condición apropiada para el paí­s.

La multiculturalidad designa la coexistencia de varias culturas dentro de un mismo territorio. En Guatemala, no sólo coexistimos, sino que también nos influimos mutuamente. A esta interrelación de culturas, en donde diariamente hay un contacto cultural que influye en el comportamiento del otro, se le llama interculturalidad.

Asturias, en su momento, intuyó que Guatemala era intercultural, y asumió su papel como un mestizo acomodado económicamente, pero que estaba influido por las culturas indí­genas de Guatemala. A la luz del siglo XXI, nuestro Nobel de Literatura aún nos sigue ofreciendo aspectos por descubrirle.