La inflación y las mentiras de los promedios


Edgar-Balsells

Cuando las cosas se ideologizan bien vale la pena ir a la realidad concreta, a la observación, y por supuesto analizar los indicadores de diferentes indagaciones que se hacen sobre la realidad económica del país.

Edgar Balsells


Y nada más ideologizado en nuestro medio que el tema inflacionario, principalmente porque ello tiene que ver primeramente con el deterioro del poder adquisitivo del quetzal, con la merma de los ingresos reales del guatemalteco, y con los devaneos del modelo económico seguido desde los inicios de la Democracia.

El colega Guillermo Díaz es alguien que sabe usar los datos y que escudriña sobre nuestra vida social y económica; es decir, es alguien que no habla pajas y que tiene los indicadores en la mesa, para proceder al análisis e interpretación. Así nos lo enseña su Tesis de Graduación en Sociología, que versa sobre la estructura social de la ciudad de Guatemala.

El pasado domingo, en un matutino, el Dr. Díaz publica una columna aclarando diversos temas en torno a la inflación guatemalteca, bajo un tono parecido a nuestra columna del pasado miércoles aquí en La Hora. El análisis de Díaz lleva como título: “Inflación y Pobreza”, y va acompañada de otro interesante encabezado: “La inflación más alta se registró en el departamento del país más pobre”.

El académico comienza afirmando que a primera vista ese tema de la inflación pareciera no ser tan grave; sin embargo, cuando se empiezan a explorar los datos y sus interioridades regionales y de composición de productos, se observan muchas paradojas, tal es el caso de lo regresivo de la situación en virtud de que la inflación golpea a los más débiles y a quienes están en lugares alejados y rurales, en donde la provisión de alimentos y enseres básicos enfrenta diversas rigideces y cuellos de botella.

Y cuando se comienza por comparar el salario promedio mensual reportado al IGSS, en 2012, que según Díaz fue de Q2,455, y el costo de la dieta básica que es de Q.2,772 se observa que para un hogar típico, el salario no alcanza ni siquiera para cubrir las necesidades alimenticias, menos para otros bienes esenciales para una calidad de vida digna.

Ahora bien, el tema de las ponderaciones tiene un gran impacto, y es que todos sabemos que cada vez menos hogares pueden cubrir una dieta con carne de res, y como sustitutos se tiene la carne de pollo y los huevos. Pero cuando todos esos bienes vienen subiendo al mismo tiempo, la situación se vuelve preocupante.

Así, Díaz afirma que cada unidad de huevos aumentó 28.5% en el último año, mientras que el precio de la libra de hueso con carne de res subió 18%, siendo ambos productos clave de la dieta alimenticia diaria de la población pobre. Algo parecido ha sucedido con la cebolla y el tomate. ¿Entonces qué queda para comer?

Adicionado a lo anterior, se reporta que la inflación más alta se registró en el departamento más pobre del país, que es Alta Verapaz, con un 90% de pobreza y una escalada inflacionaria que llega casi al 7%. Según indagaciones propias, en Alta Verapaz, el peso de los alimentos rebasa con creces el peso promedio urbano, que es el que mide el INE.

Datos, datos y más datos: sólo así descubrimos la realidad.