La India se lanza a la conquista del uranio


La mina de uranio Rossing en Swakopmund en la India, parte de los yacimientos indios de uranio que  producen entre 70 mil y 10 mil toneladas.

FOTO LA HORA: AFP  / ALEXANDER JOE» title=»La mina de uranio Rossing en Swakopmund en la India, parte de los yacimientos indios de uranio que  producen entre 70 mil y 10 mil toneladas.

FOTO LA HORA: AFP  / ALEXANDER JOE» style=»float: left;» width=»250″ height=»375″ /></p>
<p>Recientemente autorizada a comprar combustible nuclear a otros paí­ses, India ha dejado atrás su pasado de paria y ahora emprende una campaña mundial para hacerse con uranio, cortejando a nuevos socios.</p>
</div>
<p> <span id=


La polí­tica energética del gobierno indio, desvelada en un documento la semana pasada, llevará al paí­s a buscar uranio a Mongolia, Namibia y Kazajistán, nuevos socios potenciales a los que se añaden los tradicionales, como Rusia.

India cuenta actualmente con 17 reactores nucleares en actividad -dos de ellos construidos por los rusos-, que generan el 3% de la electricidad con una capacidad de 4.120 megavatios (MV). El paí­s, décima potencia económica mundial, aspira a los 10 mil MW en 2012, y para 2050 espera que el 25% de su energí­a venga del átomo.

Los yacimientos indios de uranio, estimados entre 70 mil y 10 mil toneladas, «están lejos de bastar para un paí­s de más de 1.000 millones de habitantes», destaca S.K. Malhotra, portavoz del departamento de Energí­a Atómica.

«También debemos recurrir a la importación, porque la calidad de nuestro uranio no es muy buena», añade.

El pasado verano boreal, la comunidad internacional levantó un embargo que desde hací­a 34 años pesaba sobre el comercio mundial con India en el sector nuclear civil. El paí­s asiático es actualmente una potencia atómica militar, que se niega a firmar el Tratado de No Proliferación (TNP).

Gracias a un régimen derogatorio acordado por la Agencia Internacional de la Energí­a Atómica (AIEA) y el grupo de los 45 paí­ses exportadores de tecnologí­a nuclear (NSG), India ha podido firmar desde septiembre de 2008 acuerdos polí­ticos de cooperación en el sector nuclear civil con Estados Unidos, Rusia y Francia.

La semana pasada, el gobierno indio firmó un acuerdo con el presidente namibio Hifikepunye Pohamba, que le permite comprar uranio e invertir en las explotaciones mineras del paí­s, uno de los más ricos en uranio con el 10% de la producción mundial.

La presidenta india Pratibha Patil viajó recientemente a Rusia, viejo socio, y a Tayikistán, un paí­s centroasiático «en busca de socios para la exploración del uranio», según un miembro del gobierno que pidió el anonimato.

Nueva Delhi está recogiendo ya los frutos del final de su estatuto de paria en el sector. La semana pasada, una central nuclear a base de uranio vendido por el francés Areva volvió a funcionar en Rajastán (oeste). La central, de una capacidad de 20 MV, habí­a permanecido cerrada un año por falta de combustible.

La búsqueda activa de uranio en todo el mundo es sólo una parte de los objetivos energéticos de India, que desea diversificar su suministro con la energí­a solar e hidráulica, sin contar el petróleo, el gas y el carbón. Aunque en su afán podrí­a tener que vérselas con China, presente en ífrica, Asia Central y Birmania.