Vitalina, Noemí y Petronila tienen en común el haber sido víctimas de la violencia, pero cada una ha reaccionado de manera distinta de acuerdo a sus circunstancias y al compromiso que adquieren en la lucha contra la impunidad a lo largo del camino de la búsqueda de justicia. Las historias de tres mujeres dejan ver, desde diferentes perspectivas, las distintas facetas en que se manifiesta la impunidad: el miedo a la violencia, la lucha contra el silencio y el activismo a favor de la justicia.
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En un país donde la violencia cobra cada día entre 17 y 22 víctimas, y la impunidad alcanza índices que oscilan entre el 92 y el 98 por ciento, existen cientos de historias que podrían ser expuestas para dejar ver el drama humano que se vive detrás de esos males.
Sin embargo, no todo es negativo. La lucha contra la violencia y la impunidad ha motivado a que cada vez más personas se involucren y participen activamente en organizaciones que promueven una cultura de paz y el acceso a la justicia para todos.
La Fundación Sobrevivientes, Fundación de Familiares Desaparecidos en Guatemala y la Organización de Viudas de Pilotos, entre otras entidades, son un ejemplo del alcance que ha tenido la cruzada que han emprendido las víctimas de la inseguridad.
Desde el respaldo jurídico y legal hasta el acompañamiento psicológico y moral se encuentran disponibles para las víctimas que buscan justicia. En la mayoría de casos, quienes ofrecen los servicios son otras víctimas, que han decidido ayudar a los demás.
Marco Antonio Garavito, de la Liga de Higiene Mental, quien considera que esas organizaciones son, en parte, una válvula para el desahogo de la depresión y un aliento para las personas que ya no creen en el sistema.
“Resulta ser una acción muy positiva, porque desafortunadamente en Guatemala, el tema de la denuncia es muy complicada y la disfuncionalidad de la justicia hace que las personas busquen o no ayuda en instituciones socialesâ€, refiere el psicólogo.
“Ante la ineficacia de la justicia, las familias buscan ayuda en organizaciones, ya que por medio de estas salen a luz muchas denuncias que han permanecido en el olvido y además, sirven de ejemplo para otros nuevos hogares que han perdido a un ser amado por la violencia que azota el paísâ€, puntualiza Garavito.
En tres historias se exponen perspectivas diferentes de la impunidad. Desde quien tiene temor a la violencia, pasando por las personas involucradas en sus procesos de búsqueda de justicia y quienes están comprometidos con su causa y las de los demás.
“No he tenido el valor de denunciarloâ€
Vitalina López, es una joven y delgada mujer, que ha experimentado, en carne propia, el miedo que causan la violencia y la impunidad, luego de que su hermana fuera asesinada, presuntamente, por su esposo.
Esos males que afectan a miles de guatemaltecos se manifiestan en Vitalina con el sentimiento de impotencia y el temor, que hace a las personas vivir a la sombra del miedo que les impide denunciar a los victimarios.
Pasaron ya cuatro años del hecho que marcó su vida para siempre, pero cree que ante la falta de garantías para asegurar su vida y la de su familia, no puede denunciar ni darle seguimiento al proceso que debería llevar tras las rejas a quien le arrebató la vida a su hermana.
Espera que la Policía Nacional Civil y el Ministerio Público actúen para esclarecer el caso, pues de lo contrario, no tiene intención de involucrarse en el proceso.
¿Qué espera de la justicia en su caso?
– Que capturen al responsable, para que podamos decirle a los hijos (de la hermana) que su propio padre fue el que mató a su mamá. El asesinato fue hace cuatro años, y vea la fecha sin respuesta del asesino.
¿Cree que la corrupción y la impunidad han sido impedimento para resolver su caso?
– Sí, porque muchas veces las personas pagan para que no los encarcelen, y eso no es justicia.
¿Cree que las autoridades van a responder a su denuncia?
– No, porque no he tenido el valor de denunciarlo, ya que la Policía no presta atención a las mujeres. Además, por tener miedo de lo que este hombre nos pueda hacer a mi familia y a mis sobrinos; Ese hombre golpeó a mi sobrino más grande, que en ese tiempo tenía 14 años. Fue golpeado bruscamente con la parte de abajo del arma; luego fue pateado por su propio padre. Creo que eso impide que denunciemos. Recuerdo que cuando mataron a mi hermana, llegó la Policía y los que recogen los cuerpos del Ministerio Público (MP), pero sólo eso, y hasta la fecha no se sabe nada.
¿Qué espera del próximo Gobierno, en tema de justicia?
– Que sean justos con los pobres, porque muchas veces el dinero compra todo, y nosotros seguimos llorando a nuestros familiares. Que la justicia llegue siempre y que la violencia se detenga. Son variados los casos en que las personas buscan la ayuda, otros simplemente esperan que Dios les haga justicia, porque no confían en el sistema de Guatemala. La cultura de denuncia es una opción que tiene la población que ha sufrido la pérdida de un ser querido a manos de delincuentes que al día siguiente andan por la calle libres y las familias llorando la pérdida.
“Desde ese momento mi vida cambióâ€
Noemí Girón Cardona no podía creer lo que pasaba. Miraba fijamente al rostro de su esposo, pero ya había fallecido, y aún así le seguía hablando. Este capítulo de su vida la marcó para siempre y la incentivó para involucrarse en la lucha contra la impunidad.
Los pilotos y ayudantes de buses se encuentran entre los grupos más golpeados por la violencia, que en estos casos se deriva de las extorsiones y amenazas por parte de grupos criminales.
De acuerdo con el Grupo de Apoyo Mutuo, a la fecha han muerto 52 conductores de autobuses y 31 ayudantes. Colateralmente a la violencia, surge el drama de las viudas y huérfanos de pilotos, que con dificultad deben afrontar la pérdida de un ser querido.
¿Cómo inició su participación en la Asociación de Viudas de Pilotos?
– Ví una noticia. A partir de esa información fui a buscar la organización de las viudas de pilotos. Ellas me brindaron apoyo, aunque después me desentendí de la institución porque mis hijas ya están grandes y está peligroso que anden solas en la calle. Ahora, estoy más interesada en sacar adelante a mis hijos, en darles de comer y de brindarles un hogar. A mi esposo lo mataron cuando iba a salir del estacionamiento de camionetas. Yo vendía comida cerca del lugar y sólo me avisaron que subiera porque a mi esposo lo habían matado. Yo no lo creía, hasta que fui a verlo y le hablaba. Le decía que por qué me había dejado, y créame que desde ese momento, mi vida cambió, porque ya no hay quien me ayude con mis hijos. Es muy triste y sólo tengo la fortaleza de Dios.
¿Qué piensa de la justicia en Guatemala?
– Está mal, porque no se puede hacer nada. Cuando se llevaron a cabo las elecciones, le comenté a mi esposo que este Gobierno pondría seguridad en los buses y estaríamos mejor, pero fue todo lo contrario. Mire lo que pasó, mataron a mi esposo.
Y ¿se hizo justicia en su caso?
– No. No, porque las personas que mataron a mi esposo ya andan sueltas, como si nada hubieran hecho. Pienso que nadie hace nada y todos se quedan callados.
¿Cree que la impunidad está generalizada en el país?
– Sí. Hay mucha corrupción e impunidad, porque así como el caso de mi esposo hay otros, sin que paguen las personas que son culpables. El nuevo gobierno no podrá hacer nada, porque todo se queda sólo en promesas y no cumplen.
¿Qué piensa de las personas que esperan justicia?
– Hay que luchar, porque no podemos quedarnos de brazos cruzados. Hay que velar porque los hijos salgan adelante. A las personas que no se animan a denunciar, les digo que lo hagan porque es importante por sus hijos.
Lo más importante se verá con el tiempo
Petronila López, sobreviviente de la masacre de Las Dos Erres, ejecutada durante la guerra civil en La Libertad, Petén, dijo que luego de sufrir miedo por el desconocimiento de su hogar, de su familia y del país donde vive, ahora su compromiso está consolidado en la búsqueda de la justicia y el combate a la violencia, desde la organización Familiares de Detenidos-Desaparecidos de Guatemala (Famdegua).
En la organización no sólo está al pendiente del proceso por el que se lleva ante a la justicia a los responsables de la desaparición de su familia, sino que, además, apoya a otras víctimas en condiciones similares, que necesitan el soporte de activistas comprometidos con la causa para acabar con la impunidad en crímenes cometidos durante la guerra interna.
¿Cómo inició su activismo?
– Luego de la masacre en las Dos Erres me encerré en mi tristeza. No confiaba en ninguna persona, porque pensaba que había enviados para finalizar la matanza. Ahí fue donde llegó Famdegua a ayudarme, y hasta el momento continúo en el juicio por la desaparición de mi esposo y dos hijos.
¿Cómo perdió a su familia?
– Se llevaron a mi esposo sólo por defender nuestra casa, nuestros animales, nuestra comida. Se llevaron a mis hijos, porque decían que eran guerrilleros, y simplemente éramos campesinos, trabajadores de nuestras tierras. Luego de eso, creo que viví en otro mundo y le pedí mucha fuerza a Dios, que me dio la luz para dedicarme a mis otros hijos que me quedaron y a trabajar duro para sacarlos adelante.
¿Qué piensa de la justicia en Guatemala?
– Justicia… (duda). Creo que no hay para las personas que fueron masacradas y para nosotros como sobrevivientes porque hasta el momento en la masacre de Las Dos Erres no hay responsables. Andan por la calles como si nada, y eso es una injusticia para nosotros.
¿Cree que se pueda conseguir un juicio justo?
– No, y aún no sabría decirle porqué estamos en juicio. Pero esperamos que los culpables estén presos algún día.
¿Seguirá luchando para que se resuelva su caso y los de las otras familias afectadas?
Sí. Lo más importante se verá con el pasar del tiempo, porque la ayuda de Famdegua sí me benefició en dejar el miedo y el silencio.
¿Qué deben hacer las familias, que por una u otra razón son víctimas de la violencia y la impunidad?
– Les digo que rompan el silencio, que cuenten su historia a todas las personas, porque ayuda mucho saber que alguien le brinda apoyo a nosotros que somos de tan lejos y de escasos recursos.
Marco Antonio Garavito
Liga de Higiene Mental
Marco Antonio Garavito
Liga de Higiene Mental