Según estudios de algunos Organismos Internacionales, uno de los aspectos más importantes de las políticas de desarrollo de un país es proveer de manera eficiente los servicios de infraestructura. Para muchos economistas, la ausencia de una infraestructura adecuada, así como la provisión ineficiente de servicios de infraestructura constituyen obstáculos de primer orden para la implementación eficaz de políticas de desarrollo y obtención de tasas de crecimiento económico que superen los promedios internacionales.
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Todos los países, incluyendo a Guatemala requieren implementar, ampliar y modernizar la infraestructura básica de acuerdo con estándares tecnológicos internacionales, lograr niveles máximos de cobertura del territorio nacional y satisfacer con eficacia las necesidades de servicios de infraestructura de los agentes económicos y las personas en la búsqueda del bien común.
Asimismo, las redes de infraestructura también constituyen un elemento central de la integración del sistema económico y territorial, haciendo posibles las transacciones económicas dentro de un espacio geográfico-económico determinado, y con el exterior. En este sentido, tales redes constituyen un elemento que funciona como la columna vertebral de la estructura económica de los países y de sus mercados, así como de los mecanismos concretos de articulación de la economía nacional con la economía mundial.
La adecuada disponibilidad de obras de infraestructura, así como la prestación eficiente de servicios conexos, contribuyen a que un país o región pueda desarrollar ventajas competitivas y alcanzar un mayor grado de especialización productiva.
Es importante relacionar específicamente la necesidad de precisar el papel que desempeña en el desarrollo de los países, la inversión destinada a adicionar o a mejorar infraestructura básica y a ampliar o mejorar la prestación de servicios asociados a ésta, especialmente en relación con los incrementos de productividad y tasas de crecimiento de la economía.
En este sentido, las inversiones en obras de infraestructura facilitan la reducción de los costos asociados al consumo de los servicios, mejoran el acceso a los mercados de bienes e insumos, e incrementan la cobertura y calidad de los servicios provistos a la población, así como su bienestar.
En Guatemala, los cinco pilares o subsectores más importantes de infraestructura son Energía Eléctrica, Telecomunicaciones, Carreteras, Aeropuertos y Puertos. Desde que se inició la desincorporación de activos del Estado, luego de la firma de los Acuerdos de Paz, mediante las alianzas público-privadas, algunos subsectores han tenido crecimiento, sin embargo, aún falta muchísimo que recorrer en términos de desarrollo y en materia de infraestructura en el país.
Proyectos de infraestructura vial para contar fronteras, así como la construcción de obra gris, son algunos de los proyectos expuestos por Guatemala a 234 empresarios en el foro Guatemala Investment Summit 2013, que busca agenciar la inversión de capitales, lo cual representa una iniciativa privada con convicciones de que nuestro país posee una ventaja competitiva debido a su ubicación estratégica, al ser un puente natural entre las Américas con acceso a los océanos Pacífico y Atlántico, así como a los principales mercados del mundo.
Con esta iniciativa Guatemala pretende promover el libre establecimiento de negocios en el país y el Gobierno está comprometido a instituir transparencia y certeza legal para atraer mayor inversión. Además reconoce la importancia de transformar al país en una nación de libre comercio, además de ofrecer numerosos incentivos a la inversión.
Si bien la inversión nacional es importante, la inversión extranjera directa es un elemento de extrema importancia para lograr desarrollo e infraestructura de un país, todo estriba en la habilidad para atraer, captar y retener estos flujos de financiamiento para lograr metas tangibles en función de infraestructura y desarrollo de Guatemala.
En todo caso conviene tener presente un dato importante, según el Banco Mundial el aumento de la infraestructura y el crecimiento de la producción de un país se comportan de manera paralela, es decir, un aumento de 1% en el capital de infraestructura se asocia directamente con un incremento de 1% del Producto Interno Bruto de un país.