La iglesia italiana, una de las más influyentes de Europa occidental, defiende con vigor su neutralidad de cara a las elecciones legislativas del domingo y lunes próximos, aunque no ha dejado de usar su autoridad para imponer en el debate sus valores «innegociables».
El secretario de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), monseñor Giuseppe Betori, pidió esta semana a los electores que voten según el «patrimonio humano de valores cristianos», como la defensa de la vida «en todas sus etapas» y de la familia «basada en el matrimonio».
La Iglesia «no se pronuncia por ningún algún campo», advirtió Betori, quien recordó que el 85% de los italianos se declaran católicos.
Las palabras del religioso fueron interpretadas como una respuesta al líder del Partido de las Libertades (PdL), Silvio Berlusconi, quien intentó involucrar al cardenal Camillo Ruini, ex presidente de la CEI, en la campaña electoral para que se pronuncie a favor del llamado «voto útil».
«El cardenal Ruini, una persona tan inteligente e informada, sabe que los votos que van a otras formaciones del centroderecha terminan por beneficiar al centroizquierda», aseguró Berlusconi.
La referencia al purpurado irritó al líder católico democristiano Pier Ferdinando Casini, quien rompió con Berlusconi para lanzarse en solitario con su pequeña formación, UDC, que clama a favor de «los valores cristianos».
Los citados valores fueron sintetizados en el debate político como «la cuestión ética» e incluía asuntos sumamente delicados como el aborto, la procreación artificial y la eutanasia.
«Esos temas han sido un factor de conflicto entre la sociedad y la Iglesia y además han castrado a los católicos italianos activos en la política, que se ven obligados a ocuparse de política exterior y economía», comentó a la AFP el historiador Alberto Melloni.
La iglesia italiana batalla contra «todo aquello que desestabilice a la familia», por lo que se opone con todas sus fuerzas al proyecto de uniones civiles que defiende la izquierda laica, el cual aparece tímidamente citado en el programa del Partido Democrático (PD) de Walter Veltroni, el principal rival de Berlusconi.
Junto a la defensa categórica de la familia, la CEI ha pedido a sus huestes que se pronuncien también contra la precariedad laboral, el endeudamiento, la inflación, la mafia y a favor de la salud y la paz.
Ante los llamados de la Iglesia, el socialista Enrico Boselli invitó a los obispos a cumplir «un mes de abstinencia verbal, de manera de dejarnos tranquilos».
Un sentimiento poco compartido por la mayoría de los candidatos, que suelen evitar todo choque con los obispos.
«La genuflexión ante la Iglesia es una característica de todos los partidos políticos italianos, pese a que el voto católico no existe, sobre todo después de que desapareció en 1994 la Democracia Cristiana», sostiene Melloni.