La humildad


participacion-ciudadana

Como una persona de clase media nacida a principios de los años ochenta, siento la obligación de llamar a todos los jóvenes del paí­s, a reflexionar en una virtud fácilmente olvidada y a veces desconocida para muchos de nosotros: la humildad. Esta virtud, para quien la posee, recuerda que nadie es más que nadie, ni por capacidades ni por nivel socioeconómico, y que, siendo todos ciudadanos guatemaltecos, lo que hacemos o dejamos de hacer nos afecta y relaciona directamente con el que está al lado nuestro, con el que está en la ciudad, en el interior, con nuestros subordinados, y con nuestras autoridades. Sin humildad se generan las condiciones necesarias para crecer con egoí­smo, buscando autopromoción, y beneficio propio en todo momento.

Efraí­n José Garcí­a Cabrera

 


Es absolutamente necesario vivir a plenitud la virtud de la humildad, ya que como fruto de ella, nuestro proceder puede cambiar, impulsándonos a tener actitudes diferentes a las que hoy por hoy tienen a nuestro paí­s en los peores lugares de los í­ndices de desarrollo humano. No es sólo por nuestras autoridades que la situación es tan grave y tan aguda, gran parte de la responsabilidad es nuestra ya que no reconocemos que para estar bien, todos deben estar bien; para esto debemos involucrarnos todos. No es buscando el reconocimiento y el poder que se mejora como sociedad, se mejora utilizando nuestros medios, tangibles e intangibles en beneficio de los demás, generando planes de desarrollo sostenible, cambiando la mentalidad de que el aparato estatal da mala fama e involucrándonos con él, dejando de pensar que la polí­tica es para gente corrupta, que la polí­tica mancha tu nombre y  que no vale la pena, mejoramos cuando cambiamos este paradigma, participamos y nos involucramos para que los mejores capacitados ocupen estos puestos, se mejora fiscalizando a nuestras autoridades, exigiendo cambios necesarios para fortalecer la administración de justicia, se mejora denunciando la corrupción y no siendo partí­cipe de ella, se mejora pagando nuestros impuestos, se mejora haciendo una polí­tica nueva, participativa y democrática, en fin, se mejora dejando de ser indiferentes. No es necesario que hagamos de todo, sino que lo que hagamos lo hagamos con humildad e integridad. Guatemala puede convertirse en un paí­s desarrollado, en la medida que nosotros como ciudadanos jóvenes, nos preocupemos no sólo por nuestro desarrollo, si no por el desarrollo de nuestros hermanos, no regalándoles bolsas con comida y láminas, si no participando activamente en programas que les permitan insertarse en la economí­a formal, o creando estos programas. Verdaderamente debemos dejar de soñar con una Guatemala diferente y empezar a construirla. Si tomamos como metas tangibles empezar a subir posiciones en los í­ndices de desarrollo humano, sabremos exactamente las cosas que tenemos que hacer, cómo medirlas, con qué recursos contamos; lo único que falta es nuestra participación para llevar a cabo estas cosas. El paí­s es nuestro, debemos tomarlo hoy, el próximo año cambiamos de gobierno, ¿vamos a seguir siendo los mismos ciudadanos indiferentes? ¿Qué estás dispuesto a hacer por tu paí­s?