La huella del Chavo del Ocho


Oscar-Clemente-Marroquin

No quiero hablar del patojo tonto de capirote que se deja mangonear por la Chilindrina y por todos los del barrio por su enorme falta de carácter, el que es chillón a la hora de la hora aun antes de que don Ramón o cualquiera le pegue un sopapo y que brinca de entusiasmo cuando lo babosean y le dicen que es chispudo. Ese es el personaje inolvidable creado por Roberto Gómez Bolaños, el célebre Chespirito, pero que viene a la mente luego de que de manera insistente nuestro gobernante reitera su extraordinaria calificación de ocho para puntuar la calidad de su gobierno.

Oscar Clemente Marroquí­n
ocmarroq@lahora.com.gt

 


Ya no hay que preguntarle al señor ílvaro Colom con cuánto califica su gobierno porque ya se sabe que es nuestro Chavo del Ocho, convencido plenamente de que su gestión fue una maravilla. Está circulando ahora una memoria editada por relaciones públicas de la Presidencia que hace entender por qué el señor Colom tiene esa fijación para calificarse, porque creo que a él mismo lo han convencido los chaqueteros que le rodean, al afirmar que “la huella del gobierno de ílvaro Colom” está en “Los caminos de la solidaridad”. En una expresión del más auténtico culto a la personalidad, se recopilan las fotos de cuando el mandatario se reuní­a con la gente más necesitada y con lí­deres mundiales y sin duda que el mismo mandatario, cuando termina de pasar las hojas de ese autobombo financiado con los recursos del Estado, ha de concluir que a lo mejor es el Chavo del Diez porque resulta que hicieron una buena selección de imágenes y el photoshop fue bien manejado para maquillar la realidad de un paí­s cuyas instituciones siguen en deterioro y la pobreza sigue siendo un flagelo sin retroceso por más que se haya usado el tema como plataforma polí­tica de campaña electoral.
 
 Por supuesto que no se menciona la existencia de un poder paralelo manejado por los financistas para poner a todo el aparato del Estado al servicio del pago de la deuda polí­tica que se contrajo durante la campaña.
 
 La huella de los negocios realizados en ese marco de solidaridad con los que pusieron el dinero para financiar los gastos electorales no aparece en el folleto editado por el gobierno. Tampoco aparece el rostro solidario del Presidente que se gastó cientos de miles de quetzales en guaro comprando con dinero del erario ni el del gobernante que sentí­a que se desdoraba si tení­a que viajar en avión comercial y por eso vendió la dignidad de la Presidencia al dueño de la empresa que comercia el gas propano en el paí­s y cuando hizo falta pagó miles de quetzales para arrendar aviones que lo llevaran a viajes oficiales o particulares realizados con destinos muy diversos.
 
 Se explota la imagen de pobreza de nuestro pueblo para decir que son parte de los caminos de solidaridad, pero no se dice que fueron caminos de la manipulación de la pobreza para llevar a la esposa a su cúspide polí­tica. Se publican fotos con indí­genas no obstante que el rostro indí­gena del régimen nunca estuvo presente ni fí­sica ni conceptualmente.
 
 Pero seguro que le hacen un favor enorme al Chavo del Ocho, porque podrá tener la publicación en su mesa de noche y atrás del inodoro para verlo todos los dí­as y reafirmar su convicción de cuánto le debe este paí­s por su esfuerzo, por su brillantez, por su determinación, por su carácter para enfrentar la adversidad y temple para soportar los desafí­os.
 
 Nada que ver con el tonto, mangoneado, llorón y andrajoso de la vecindad. Y la última foto, con su muy solidario Rolex Presidente, sirve para evitar la más mí­nima confusión.