LA HUELGA DE DOLORES


La Huelga de Dolores ha tenido una influencia fundamental en la Historia de Guatemala en sus vicisitudes polí­ticas y se ha convertido a lo largo de los años en la voz de los estudiantes universitarios y del pueblo de Guatemala en general. Este festival está inscrito dentro de las grandes tradiciones que las universidades medievales y renacentistas iniciaron desde su fundación en Bolonia, Italia y Oxford en Inglaterra. Transmitidas de generación en generación llegaron a España, a Salamanca y Sevilla hacia el siglo XII. Luego del descubrimiento del Nuevo Mundo desde muy temprano, se fundan las universidades en América: Santo Tomás en México, San Agustí­n en La Española (República Dominicana), Universidad de San Andrés Chuquisaca en Bolivia, Universidad de San Marcos en Lima, Perú y Universidad de San Carlos de Guatemala; trasladando a estos claustros universitarios todas las tradiciones de la universidad de Salamanca la cual es nuestra Alma Mater en España.

Celso Lara

Unidas indisolublemente al surgimiento de la Huelga de Dolores y a las actividades estudiantiles de la Universidad de San Carlos de Guatemala figura Salamanca y las viejas tradiciones medievales universitarias.

La Universidad de San Carlos de Guatemala, quinta en el Nuevo Mundo Hispano, fundada en 1676 por Real Cédula de Don Carlos II, monarca reinante en esos tiempos en el Imperio Español, ha conservado como pocas universidades del mundo latinoamericano, viejí­simas tradiciones académicas tanto docentes como estudiantiles.

En nuestra Alma Mater son de uso diario los antiguos emblemas otorgados por el Rey y el Papa en tiempos idos. Su Rector es de los pocos en América Latina que usa aún el tí­tulo honorí­fico, real y pontificio, de Rector Magnificum (Rector Magní­fico); con sus togas salamanquinas, todo acto universitario se ve engalanado con las notas de aquella sencilla canción estudiantil de tabernas medievales: Gaudeamus igitur… juvenentus sumus? y que se convirtió allá por 1200 en el himno consagratorio de las Universidades del Viejo Mundo. Allá se ha olvidado. Aquí­ se canta en cada graduación académica. Cuando se inviste de la toga universitaria a un estudiante en la tricentenaria Universidad de San Carlos de Guatemala, se le orla con los colores de su Facultad en la esclavina de su toga académica y es juramentado a la usanza de la Salamanca Medieval; sus padrinos lo invisten además del antiguo traje talar, con esclavina, peto y capelo, bajo los acordes del Gaudeamus?

Las graduaciones y los actos académicos de la Universidad de San Carlos resguardan todo un ancestro venerable, aunque no por ello disonante con los tiempos nuevos. En pleno siglo XXI todo esto se reitera en los claustros universitarios carolinos, hacia 1898 se observaba con sumo rigor. Y aquí­ es necesario puntualizar que en la Universidad, el sector estudiantil, el sector joven, siempre ha sido crí­tico y contestatario respecto de sus autoridades, sus tradiciones y el entorno general de su sociedad. No es por casualidad que la primera huelga estudiantil de la Real y Pontificia Universidad de San Carlos Borromeo estallara tres años después de su fundación, en 1680, por la oposición de las autoridades coloniales al ingreso de estudiantes indí­genas.

Y así­, las tradiciones estudiantiles, alegres y despreocupadas, pero con hondo sentido humano, se concentraron en la Universidad de San Carlos de Guatemala, con su propio tiempo histórico incorporado de la más auténtica prosapia.

La más hermosa y original de estas tradiciones universitarias, surgida a finales del siglo XIX y con amplia vigencia en nuestros dí­as es la llamada Huelga de Dolores, sucinta y jocosamente trazada por los estudiantes de esa época. Para entenderla hay que sumergirse en la idiosincrasia del pueblo de Guatemala: sacro, tradicional, casi autárquico, que habita ciudades-estado en el más puro sentido de la polis griega, la expresión estudiantil fue urbana, propia de la Nueva Guatemala de la Asunción. Estos estudiantes con ideas claras y frescas, tuvieron una visión nueva, contestatarias, pero nobles y llenos de profundo sentido del humor, tan propio de los guatemaltecos, en particular del mestizo de la nueva ciudad de Guatemala. Humor fino, respetuoso, hiriente, mordaz, desemboca siempre en la crí­tica social a las dictaduras militares, a la opresión religiosa y a la prosopopeya académica.

Los inicios de la Huelga de Dolores de Universidad de San Carlos de Guatemala no fueron procaces, sino un fiel reflejo de las aspiraciones populares en contra de las dictaduras y de la opresión a las ideas y a la libertad, y por lo tanto, ofreció un canal de expresión singular al pueblo de Guatemala para manifestar su crí­tica a las instituciones estatales, militares, universitarias y eclesiásticas.

íšnica en su género de América y en el mundo iberoamericano, la Huelga de Dolores ha llegado más allá de la centuria. La Chinche Barnoya y el estudiantado de principios del siglo XX escribieron esa parte de la historia universitaria, mí­nima parte de Guatemala para ser contada en los pasillos universitarios y para ser comprendida por todos los que a fuerza de ser jóvenes intentan transformar el mundo con sus ideales. ¡Sólo cuando la juventud nos envuelve tenemos el mundo en las manos y somos capaces de transformarlo!

Unido indisolublemente a la vida de la Huelga de Todos los Dolores, este artí­culo es un homenaje a todos los que vivieron en aquellos tiempos de dictaduras y procesiones solemnes que asentaron la inmensa huella que dejaron en la sociedad guatemalteca.

En la Huelga de Todos los Dolores se representa la vida diaria, urbana de la Nueva Guatemala de la Asunción, de las vicisitudes sociales de Guatemala a través de la crí­tica externada por su más preciado tesoro: los jóvenes estudiantes. Con su versatilidad y su lenguaje, en los claustros del Universitas Paraninfum, el Rector Magní­fico entona con sus Sinodales Académicos y su Secretario de Cámara las solemnes notas del

Gaudeamus igitur, juvenentus sumus

vivat academiae, vivat profesores

vivat membrum

semper sit in floret?

Extramuros, en la fuente colonial de la Escuela de Derecho por la calle de la Universidad, la Chinche Barnoya, el Moyas Asturias, Chocochique Balcárcel, salmodian esa hermosa canción iconoclasta e irreverente con música de Joseph Castañeda, La Chalana, que se convirtió en la canción epónima de los estudiantes carolinos:

Contemplad los militares

que en la paz carrera hicieron;

vuestros jueces a millares

que la justicia vendieron;

vuestros curas monigotes

que comercian con el credo

y patrioteros con brotes

de farsa, interés y miedo.

Y con ello, todos los estudiantes orlan esos desfiles bufos a Guatemala «esa patria añeja» con gracia y profundo amor por su paí­s. La Huelga de Dolores es un girón de la Historia de Guatemala y ha contribuido a cimentar los valores de los ilustres profesionales que han egresado desde finales del siglo XIX de las aulas carolinas.

Nueva Guatemala de la Asunción,

Jueves de Dolores

13 de marzo de 2008