La hora del Congreso


Tal y como era de esperar, el producto de las Comisiones de Postulación deja mucho que desear, pero eso es algo que tení­amos que dar por descontado y ahora sabemos que corresponde a los diputados continuar con el trabajo y, nuevamente, no se tienen que alentar grandes expectativas porque ellos ya tienen la excusa perfecta, es decir, puede escudarse en que el material para escoger no era de óptima calidad.


En todo caso, y esto es algo que los ciudadanos tenemos que asimilar, el trabajo de construir nuestro sistema de justicia no empieza ni termina con la integración de las cortes. Es un empeño que debemos mantener todos los dí­as, sin que importe el nombre de los magistrados, puesto que todos estarán siempre expuestos a las presiones que el sistema genera y que han hecho mella aun en abogados que presumen de honorables.

Claro está que con buenos magistrados es más fácil alentar la esperanza de construir rápida y eficientemente el sistema de justicia idóneo para combatir la impunidad, pero como no vivimos en un mundo ideal, sino que tenemos que realizarnos en un medio con abundantes signos de corrupción y deficiencias estructurales profundas, es mejor que nos hagamos a la idea de que nos toca seguir enfrentando el desafí­o que representa la penetración del crimen organizado que tanto daño ha hecho.

Habrá que identificar a los buenos magistrados que resulten electos para apoyarlos y para estimularlos a hacer un buen trabajo que nos sirva de parangón con los que logren colar los malos, que sin duda lograrán hacerlo. Eso es importante porque tenemos que identificar a los potenciales aliados en la lucha contra la impunidad y a ellos hay que darles no sólo respaldo, sino arroparlos de alguna manera para evitar que sean contaminados por el vicio.

Presionar al Congreso ahora es una buena oportunidad para que como sociedad demostremos que no nos vamos a cruzar de brazos. Ya se hizo un trabajo importante con las comisiones de postulación que se fueron desnudando como lo que realmente son y ahora nos toca insistir con el Congreso, lo cual no es garantí­a, en absoluto, de que tendremos salas y Corte Suprema que sean modelo de administración de justicia. Pero el ejercicio ciudadano será crucial para demostrar que somos un pueblo que está harto de la situación y que tiene la férrea voluntad de enfrentar a los criminales en el lugar idóneo, es decir, en el sistema de justicia que hasta ahora ha sido cobijo para los largos, para los criminales y corruptos, en tanto que tema de decepción para la gente honrada y eso es lo que tenemos que cambiar.