La historia del tiempo presente


«Porque hay pasados que no pasan, como existen pasados que se imponen al presente. En este sentido, la historia del tiempo presente es el estudio que incluye mucho más el presente, extendido a las influencias de las representaciones del pasado y de las visiones del porvenir, que una investigación limitada al pasado cercano.» Luc Capdevila

Lic. Carlos Escobedo

Los conflictos de definición habrán de presentarse con esta nueva teorí­a de las ciencias sociales dada la naturaleza móvil de su estudio. El solo hecho de escribir una letra en el teclado constituye historia, borrar y reescribir sobre la lí­nea de este párrafo es parte de la historia que ha dejado letra muerta y ha dado paso a otra idea, otro concepto. La historia del tiempo presente es una corriente historiográfica de reciente aparición y que a mi consideración ha encontrado su máxima representación en la escuela francesa, pero que ya se aplica en paí­ses de América Latina.

Una de las lecciones que nos deja el estudio del tiempo presente es a que las sociedades deben aprender a entender sus propios tiempos, a conocer su historia reciente, las guerras de memoria y la fragmentación de la sociedad en relación al pasado dan pauta a una serie de consideraciones sociológicas importantes que necesitarí­an ser definidas en otro artí­culo. Algunas naciones recuerdan a sus héroes, otras lloran a sus ví­ctimas y sobre esta frase incierta surgen postulados polí­ticos que mueven al colectivo a actuar a replantear modelos y buscar soluciones, está claro que esta evolución social deseada debe ser consensuada no impuesta nacida de un juego democrático autentico, de un intercambio en el flujo de ideas y pensamientos diversos.

Durante muchos años las élites nacionalistas y culturales dictaron la pauta de la historia ficticia de determinadas sociedades que no se correspondí­an con la realidad: distorsionando hechos, inventando héroes, martirizando tiranos, entre otras, por otro lado queda en evidencia que la ausencia de liderazgos es el resultante más notorio de realidades distorsionadas, de allí­ que el estudio de la historia del tiempo reciente y su modelo revisionista, coadyuve en él intereses por generar un debate serio sin sesgos de las realidades que se pretenden imponer bajo la presión de la historia de los «vencedores».

El imaginario colectivo, en un sentido amplio, genera por naturaleza lucha social, la cual ha forzado una revisión profunda de las raí­ces y de la estructuralidad en sociedades marcadas por la desigualdad y la violencia.

En los últimos tiempos hemos podido presenciar grandes transformaciones, desde el Asia hasta América; la historia reciente se vuelve a escribir en procesos pensantes en romper con los «status quo» establecidos y que en algunos casos descansan sobre imprecisiones impuestas por los tradicionales poderes.

Habrá que tener en consideración el rol que juegan los «pensadores sociales» y los mecanismos mediáticos que funcionan únicamente en plena y absoluta libertad construyendo ideas y aportando al debate, los contrapesos y la diversidad de criterios en lugar de generar cisma debe provocar debates y acuerdos y es aquí­ en donde la historia reciente escribe historia: el replanteamiento serio de lo que se ha hecho, de lo que se ha escrito, de lo que está por venir, de los retos y las transformaciones que le corresponden a cada sociedad y a cada realidad.

En el 2010 que está por llegar a pocas horas de la campanada del calendario gregoriano alzo la copa y me permito brindar por la felicidad personal, la colectiva, por la libertad de pensar, de sentir, de amar, de expresarse, por la voluntad del cambio, por la historia reciente, por la historia temprana, la que piensa, por los tiempos nuevos.