La harina, el pan y los aranceles


¿Quiénes son los importadores de trigo, de harina, los dueños de los molinos, los casi únicos vendedores de esos productos en Guatemala? La respuesta deberí­a ser del conocimiento público, ya no digamos del Ministerio de Economí­a porque no conocer o el ocultar esa información permite la especulación, el monopolio y el otorgamiento de privilegios que no llegan al consumidor y perjudican al fisco.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Los granos han subido de precio a nivel mundial, para comprobarlo basta ver el mercado y las bolsas donde se negocian estos productos internacionalmente, pero el aumento externo ha sido mucho menor que a nivel interno.

Cuando los ministros de economí­a de Centroamérica se reúnen y acuerdan la conveniencia de suprimir el arancel de importación de la harina de trigo, están seducidos o engañados si piensan que ello va a beneficiar al consumidor e inclusive si piensan que ello va a beneficiar a las pequeñas panaderí­as que son sólo intermediarios de la producción de pan.

En Guatemala poco a poco los importadores de trigo y de harina, los molinos, su transporte interno a granel se encuentran en las manos casi totalmente de una sola familia, quien durante la época de Lucas y Mejí­a Ví­ctores logró astutamente a través de uno de sus tentáculos en la Junta Monetaria, que la deuda de cartas de crédito que tení­an como parte de la presa que el BANGUAT no podí­a autorizar su pago en dólares, ellos la pagaran en quetzales devaluados y el Estado absorbiera la responsabilidad del pago en divisas, beneficiándolos de la noche a la mañana con varios cientos de millones de quetzales, lo que les permitió triplicar su patrimonio.

Esta deuda multimillonaria que absorbió el Estado se convirtió en un enorme lastre que los subsiguientes gobiernos tuvieron que pagar de los impuestos bajo el concepto de deuda del Club de Parí­s, beneficiando principalmente a esta familia que controla -repito- la importación de trigo, harinas, los molinos y el transporte a granel interno.

Hoy, aprovechándose del aumento que ha existido en el mercado internacional de trigo, esta familia ha subido -sin ningún control- el precio de la harina a los panaderos y astutamente los están utilizando para expresarse públicamente, diciendo que si no se renuncia, por parte del Estado, al arancel de importación de trigo y harina subirá aún más el pan.

El Estado debe de analizar si esta renuncia de ingresos al fisco, si este privilegio va a beneficiar al consumidor y al pequeño productor de pan o sólo va a ser un nuevo privilegio que enriquezca más a la familia Gutiérrez, quien es, para los que no lo saben, la que controla de forma monopolí­stica la importación de trigo, harina, los molinos y su transporte a granel interno.

El pan, si se compara lo que ha subido a nivel mundial, se evidenciará que en Guatemala ha subido tres veces más; en otras palabras, el problema del aumento del costo internacional ha sido nuevamente aprovechado por esta voraz familia para triplicar su rentabilidad calladamente.

Los ministros de economí­a, especialmente el de Guatemala, deberí­an de establecer un sistema en el que el subsidio se les otorgue a los pequeños panificadores, a las cooperativas quienes lo tendrí­an que trasladar obligatoriamente al consumidor del pan. Un subsidio debe otorgarse al consumidor y no al productor o importador, de lo contrario, en lugar de aliviar el aumento de la canasta básica, en lugar de dispersar el beneficio de favorecer con el sacrificio fiscal al consumidor, sólo se hace más ricos a quienes ya son multimillonarios a costillas del pequeño empresario y del consumidor.