Las ganancias deshonestas son riquezas piramidales que debieran ser meticulosamente revisadas, para que no siga la explotación al gobierno y pueblo con subsidios al transporte público urbano y otros, en su vez debiera fiscalizarse su prepago y venta de boletos de pasaje en casetas bancarias, tiendas y hasta individualmente; que haya otra fuente de trabajo e ingresos honrados en la economía informal, que hasta los chicos candidatos a las pandillas podrían hacer con mejor ganancia personal y familiar, y que pare la muerte de pilotos de autobuses, pasajeros y mareros.
Revisar también si es engaño o no a la ingenuidad chapina lo que se hace con el redondeo a «puro tubo» en facturas, así como las llamadas y sorteos con las que se enriquecen empresas transnacionales que más parecen de improbabilidad, que de probabilidades de suerte; y si sus ingresos guardan relación equitativa con los beneficios que ofertan o hacen más pobre al pobre, y más rico al rico. O ¿qué beneficios saca el gobierno?
En cuanto a la violencia y la seguridad, los jueces no debieran ser indiferentes al número de reincidencias en el crimen que se les denuncia comprobadamente, animando así a los delincuentes a seguir delinquiendo, sino ser un elemento agravante y aumentativo para el tiempo de su encarcelamiento y lograr así disuadirlos en la prosecución del crimen. Los señores jueces y magistrados son suficiente intelectuales para comprenderlo.
El gobierno central anuncia que habrá otra reforma tributaria para superar los faltantes presupuestarios. De seguro que los sectores ya productivos desearían que no fuese un gravamen más para los que ya cumplen con el pago de sus tributaciones, sino que se tratara de encontrar medios inteligentes y acuciosos para que los evasores que posiblemente son muchos cumplan (como decía uno que ya tenía la lista de ellos); y gravar solamente productos suntuarios o los que causan daño a la salud que todos ya conocemos, para que sea incrementado el fondo de la prevención de la salud y gastos en hospitales que es a donde ellos finalmente llevan.
El Gobierno central, municipalidades y el pueblo en general, se beneficiarían si se cargase la tributación a los terrenos, predios y construcciones ociosas o baldías para que sean hechas productivas o vendidas a los faltos de viviendas y áreas para siembras, que suelen invadirse pero que tan luego legalmente se los desaloja sin buscarles legalmente otros espacios apropiados por desuso ocioso e improductivos al desarrollo.
Finalmente que al influir y peso doloroso de la hambruna, demos la bienvenida a TIEMPOS DE SOLIDARIDAD que es el lema del Gobierno actual, para que todos podamos sobrevivir a la crisis, cambio de nuestra indiferencia al bien hacer y seamos solidarios con los necesitados para esperar tiempos mejores.
No importa las criticas que se hagan que si el actual Gobierno cumplió o no a cabalidad sus primeros cien días de gobierno de cuatro años, le quedan 1,360 días para lograrlo con mejores posibilidades, siendo solidarios contra la hambruna que ya azota. Acaso ¿Lo habrían conseguido frente a las circunstancias actuales, quienes se les frustró sus aspiraciones presidenciales?