Guatemala tiene nuevo Presidente electo, así como también el nacimiento de un líder de oposición política. Otto Pérez Molina y Manuel Baldizón se constituyen como las personas con perspectiva política de más importancia para el país, y todos los guatemaltecos esperamos con gran esperanza, como nos sucede cada cuatro años, que de manera conjunta, sociedad y gobierno, en coordinación con los partidos políticos, desarrollen y ejecuten una agenda de nación.
Atrás deben quedar los rencores de la campaña electoral, los ataques entre los grupos de apoyo y es necesario dirigir los esfuerzos a enfrentar aquellos problemas graves del país, tales como la inseguridad, la pobreza, el desempleo, la ausencia de salud y educación, entre otros tantos de igual importancia, como el combate a la corrupción, la gestión de un medio ambiente sostenible y la modernización del Estado, para solo mencionar algunos.
La visión del partido ganador debe orientar sus esfuerzos a alcanzar acuerdos y consensos en los temas que se consideran prioritarios, sin pretender trazar todo un programa que cambie al país en cuatro años (eso no es posible), y así alcanzar resultados rápidos, que oxigenen las variables para los habitantes del país. Debe ser ejemplo de una ejecución presupuestaria impecable y transparente, pero siempre dirigidos a los aspectos más necesarios y urgentes. Ese es el gran reto del primer año de gobierno.
Un segundo año hasta el cuarto, serán los ejes para trazar rutas técnicas y propuestas efectivas que busquen, mediante un mecanismo sistémico, iniciar un camino para el cambio del Estado, desde su sociedad y sus habitantes, hasta los mecanismos propios de hacer política, y con ello la reforma al sistema político del país, urgentemente necesario para tener una visión de largo plazo. Ese camino es sin duda el más difícil para el país y para sus nuevos gobernantes. Aquí es donde se produce el cambio de un político a un estadista, y que sin intereses partidistas o sectoriales, tomando decisiones difíciles y valientes, inicien el proceso de cambio para Guatemala.
Pero el gobierno no puede pretender hacerlo solo. Ya se conocen errores graves de gobiernos anteriores, incluyendo al actual, en donde hubo un cierre de filas por no compatibilizar agendas políticas e ideológicas, lo que promovió enfrentamientos políticos y bloqueos por parte de grupos organizados, de la sociedad y de los sectores tradicionales del país, quienes velan por sus intereses. El nuevo gobierno debe generar espacios de coyuntura para lograr manifestaciones claras de proyectos integrales de beneficio al país, coordinando el beneficio para todos los sectores involucrados. Pero su gran reto es lograr un consenso político con la oposición.
Esta situación, convierte a Manuel Baldizón y a sus aliados, en un engranaje importantísimo para el país y su futuro en los próximos cuatro años. Los éxitos políticos deben verse como resultados integrales entre Ejecutivo y Legislativo, para modelar procesos de beneficio nacional. Esto incluye acciones propositivas de parte de los sectores representados en ambos poderes estatales y la tolerancia necesaria para sentarse a la mesa y discutirlos con inteligencia.
Si la llamada oposición política, integrada por múltiples sectores no se convierte en una verdadera línea política de apoyo a la gestión del Estado, sobrellevando las decisiones que son importantes para el país, entonces tendremos un nuevo conflicto político, enfrentamientos legislativos y tradicionales acusaciones entre los sectores públicos. Manuel Baldizón debe generar una línea de resultados efectivos para el país, dándole la sinergia de madurez política de un líder de la oposición que no solo busca el protagonismo electoral, sino verdaderos cambios, similar a lo que ya realizó con el apoyo a los adultos mayores.
Guatemala renueva su esperanza, y la sociedad estará esperando nuevos caminos, nuevas ideas y cambios integrales, en corto tiempo para lo urgente y en mediano para lo importante, pero solo con todos los actores participando al mismo tiempo podremos alcanzar los resultados deseados.