La gran ganadora


Celebración. Viktor Yanukovich, primer ministro ucraniano, recibe las felicitaciones de sus simpatizantes, luego de lograr el éxito en las Legislativas de ese paí­s. (AFP / La Hora)

La lí­der de la Revolución Naranja Yulia Timoshenko quiere comenzar este lunes las negociaciones para dirigir un gobierno «naranja» pro occidental en Ucrania después de su inesperada victoria en las elecciones legislativas del domingo pasado, según resultados oficiales parciales.


Su organización polí­tica, el Bloque Timoshenko, logró 33,31% de los votos, ganando de esta manera más de diez puntos con respecto a las legislativas de marzo de 2006 (22,29%), siempre de acuerdo con estos resultados oficiales parciales.

El Partido de las Regiones del primer ministro Viktor Yanukovich, considerado más cercano a Rusia, llega segundo, con 30,31% de los votos, seguido por la coalición del presidente pro occidental Viktor Yushenko, Nuestra Ucrania-Autodefensa Popular (15,56%).

Por su parte, el Partido Comunista logra 5,08% de los votos, mientras que un pequeño partido, el Bloque Litvin, obtiene 4,17% y el Partido Socialista 3,19%.

En total, seis partidos podrí­an entrar a la Rada (Parlamento). Se requiere un mí­nimo de 3% de los votos para que un partido pueda tener legisladores en el parlamento.

Durante la noche del domingo, Timoshenko, una elegante dirigente polí­tica que ya fue jefa del gobierno en 2005, declaró que este lunes pedirí­a al presidente que «comenzara la formación de la coalición» y del gobierno.

Los dos lí­deres, aliados durante el movimiento pro democrático la Revolución Naranja, que llevó a Yushenko al poder en 2004, pero que desde entonces han sido rivales en varias oportunidades, prometieron formar juntos un gobierno en caso de victoria.

Timoshenko dijo confiar en que «la coalición será formada 24 ó 48 horas después del anuncio de los resultados oficiales».

Uno de los lí­deres de la formación presidencial, Viacheslav Kirilenko, reconoció que según los primeros resultados, Timoshenko tení­a buenas razones de querer ser primera ministra.

Pero por su parte, Yanukovich también declaró que él habí­a «ganado» –las encuestas a boca de urna daban victorioso a su partido el domingo al anochecer– y se adjudicó el derecho a formar una coalición.

Es muy probable que se cree una coalición «naranja», pero los protagonistas todaví­a podrí­an reservar ciertas sorpresas, advirtieron el lunes la prensa y los analistas.

«La diferencia tan importante entre Nuestra Ucrania y el Bloque Yulia Timoshenko deberí­a preocupar considerablemente al presidente. Estas elecciones eran importantes para él para reforzar sus posiciones antes de la presidencial», esperada para 2010, afirma el diario Segodnia, vinculado a los pro rusos.

«Las perspectivas del presidente parecen obscuras. El debe neutralizar a Lady Yu (Yulia) como su adversaria potencial en las presidenciales», añadió este cotidiano.

El partido presidencial podrí­a proponer dos condiciones para una alianza: apoyar enmiendas de la Constitución reforzando al presidente, y para el futuro primer ministro, renunciar a aspirar a la presidencia, señala Segodnia.

«La tentación de Yushenko de crear una coalición amplia (con Yanukovich) sigue siendo grande», afirmó por su parte el diario Gazeta 24.

Los dos Viktor «harán todo lo posible para evitar que Timoshenko sea primera ministra», pronosticó por su parte Stanislav Belkovski, director del Instituto de Estrategia Nacional para Rusia y Ucrania.

«Timoshenko quiere el cargo de primera ministra como un trampolí­n para la presidencia (…). Actualmente no hay un frente naranja con objetivos comunes», advierte Ivan Presniakov, del Centro Internacional para Estudios Polí­ticos de Kiev.

El jefe del Estado ordenó la disolución del Parlamento y convocó a nuevas elecciones después de conflictos incesantes con su rival, Yanukovich, que dirige el gobierno desde agosto de 2006.

Una «dama de hierro»

Tras vivir una ascensión y una caí­da, Yulia Timoshenko, una de las protagonistas de la revolución naranja en Ucrania, deberí­a renacer de sus cenizas y convertirse nuevamente a los 46 años en primera ministra, tras su inesperada victoria en las legislativas del domingo.

Con un 33,31% de los votos para su formación, según resultados oficiales parciales, contra el 22,29% en las legislativas de marzo de 2006, Timoshenko querí­a emprender el lunes negociaciones para tomar las riendas de un gobierno pro occidental.

Tan resplandenciente como siempre, esta mujer menuda y glamorosa, peinada con su tradicional trenza rubia, asegura haber aprendido de los errores cometidos después de la revolución naranja, movimiento de protesta popular que llevó al poder al presidente pro occidental Viktor Yushenko en 2004.

«Es más fácil ganar que conservar la victoria y sacarle provecho», declaró en la última edición del semanario Korrespondent.

Personalidad polí­tica venerada por su combatividad y temida por su sed de poder y sus posiciones radicales, se convirtió en febrero de 2005 en la primera mujer ucraniana en dirigir un gobierno.

Apreciada por una parte de la población por su lucha contra los «oligarcas», su polí­tica teñida de populismo tropezó con el rechazo de los inversores, temerosos de que pusiese en práctica planes de replanteamiento de las privatizaciones.

Su reinado no pasó de los siete meses, de febrero a septiembre de 2005. Luchas de poder y acusaciones mutuas incesantes en el seno del equipo naranja llevaron a su destitución, seguida de su espectacular ruptura con el presidente Yushenko.

Posteriormente, estuvo a punto de convertirse de nuevo en primera ministra tras las elecciones legislativas de marzo de 2006, aunque finalmente Yushenko eligió a Viktor Yanukovich, su «enemigo» de la revolución, a cambio de la promesa de mantener una polí­tica pro occidental.

Su retorno ahora al primer plano polí­tico se inscribirí­a en el marco de una carrera rocambolesca.

Ingeniero-economista en la época de la Unión Soviética, directora de una importante compañí­a energética en los años 90, diputada, viceprimera ministra, reclusa durante 40 dí­as por corrupción y jefa de gobierno fueron algunas de sus ocupaciones.

Sospechosa de haberse enriquecido gracias al comercio de gas tras la caí­da de la Unión Soviética y la independencia de Ucrania, Timoshenko elude las preguntas sobre el monto de su fortuna, aunque reconoce su gusto por los grandes modistas.

Originaria de Dnipropetrvosk, ciudad industrial de habla rusa del este de Ucrania, Timoshenko tiene una hija fruto de su matrimonio con un roquero británico que acaparó las portadas en 2005.