La gracia de ser diputado


Editorial_LH

Los diputados en Guatemala tienen un salario que es más que decoroso y, sin embargo, no es el sueldo ni las dietas lo que tanto atrae porque por excelente que sea ese ingreso, jamás serviría para compensar lo que se tuvo que invertir para alcanzar una curul en el Organismo Legislativo. El secreto está, realmente, en el listado geográfico de obras que sustituyó al Pacur de los tiempos de Berger, porque es allí donde se concentran miles de millones de quetzales que se distribuyen en los distritos electorales para que las empresas de los diputados o de sus financistas, puedan realizar aquella obra que con todo el descaro del mundo tipificó lo que aquel Jefe de la OIM calificó como obras con sobras.


Hoy publicamos un interesante y bien documentado reportaje sobre el listado geográfico de obras que es, además, elemento de cohesión parlamentaria porque al final de cuentas es lo que mantiene unidas a las bancadas. Si no fuera por esas asignaciones que se hacen anualmente en el presupuesto y de manera sigilosa, el oficialismo ya hubiera sufrido una desbandada sin precedentes y los otros bloques estarían a la deriva en un país donde no existe la militancia por convicción en ningún partido político, sino que la misma simplemente es consecuencia de cuán fácil les resulta a los miembros satisfacer sus ambiciones personales.
 
 Es preocupante que nuestro sistema político tenga fundamentos tan corruptos, porque ello significa que el modelo democrático fue totalmente desvirtuado y que no tenemos esperanza alguna de que por la vía electoral los problemas del país puedan resolverse. Todo se centra en esa prostitución de la política que obliga a cualquier aspirante a convertirse en mercenario porque nadie llega sin vender su alma al diablo y eso significa que hay que cumplir con los inversionistas que pusieron el dinero para la compra de las candidaturas.
 
 Desafortunadamente nuestro modelo político sufre de un cáncer tan extendido y tan arraigado que resulta incurable porque a quien le corresponde procurar la cura sería, para seguir con el símil, precisamente a las células cancerosas. Todo proceso de reforma política para superar ese secuestro de la democracia tendría que pasar por el Congreso de la República, pero los integrantes del poder legislativo en nuestro país son producto de ese modelo de pistocracia que encuentra en el listado geográfico de obras una garantía absoluta de que los participantes podrán, literalmente, mamar y beber leche.
 
 Juzgue el lector, con la lectura del reportaje, hasta dónde llega la perversión de nuestra política y por qué los fondos públicos nunca serán suficientes para generar desarrollo.

Minutero:
En la comisión de Finanzas 
se programan todas las transas; 
con tremendo listado de obras 
se vienen todas las sobras