“Nada vale ser honesto si no se tiene la reputación de serlo” William Congreve.
Una de las tareas más importantes dentro de la vida de un país, es la función pública, la que se puede ejercer desde diversos ámbitos, por ejemplo el médico que salva las vidas diariamente, ejerce una función pública, el maestro que diariamente imparte conocimientos también lo hace, así existen muchas manifestaciones de la misma.
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En el mismo contexto, el funcionario público (es mi criterio muy personal) debe amar lo que hace, debe entregarse en cuerpo y alma, sin escatimar esfuerzos, con un objetivo en mente: entregar un producto de calidad, y ese producto será el resultado de su trabajo, cuando un empleado público va por la calle, y se le reconoce, por lo que hace dentro de su trabajo, significa que lo está haciendo bien, cuando voltean a ver a otro lado, significa que no está haciendo lo que la comunidad espera.
En el caso de la docencia universitaria, es por demás satisfactorio, encontrar exalumnos en los tribunales, o en dependencias del Estado haciendo una buena labor, y que no solamente le reconozcan a uno como persona, sino que le expresen el respeto que le guardan ¿Cómo se consigue eso? Tomando el trabajo no como una labor, por la que se espera una remuneración, sino que imprimiendo en esa labor todo lo que se tiene para dar, sin importar las contingencias, o los tropiezos, situaciones que se deben ver como un reto a vencer, lo que significa anteponer el interés general, sobre el particular, podrá escucharse difícil, pero no es así, a mi criterio es cuestión de convicciones, y las mismas deben encontrarse inmersas en el ser humano como tal, sin convicción, nada se puede lograr.
Otro punto importante es el temple, por ejemplo el maestro que tiene que caminar cinco o diez kilómetros diarios, para llegar a darle clases a un grupo de niños, es una persona que tiene temple, el juez que camina entre matorrales, bajo el sol, para realizar un reconocimiento judicial, es una persona que sabe lo que debe hacer, y lo hace bien, la psicóloga que ayuda al ser humano a cerrar cicatrices, después de una violación debe tener vocación de servicio.
Por lo tanto, la función pública debe ser llevaba a cabo, con varios elementos intrínsecos en el ser humano, a) No debe ser un obstáculo el tiempo, b) Debe saber trabajar en equipo, c) Debe respetar a quienes se encuentran bajo sus órdenes, e) Debe compenetrarse con la labor que le ha sido encomendada, sin escatimar esfuerzo alguno, f) Debe respetarse y respetar a quienes momentáneamente le acompañan, y g) Debe fijarse resultados a corto, mediano y largo plazo; eso a grandes rasgos debe hacer un buen funcionario público, y esas actitudes marcan la diferencia, la que se transmite por medio del resultado, y es que la institución para la que trabaja funcione cual reloj suizo.
En lo personal, la función pública que he ejercido es la cátedra, función que me ha dado muchísimo más de lo que yo he dado, me a investido de respeto por parte de quienes he tenido el placer de contar entre mis alumnos, después de catorce años de imbuirme en la transmisión de los pocos conocimientos que tengo, el placer más grande que he recibido, es el reconocimiento por parte de quienes han sido mis estudiantes, dondequiera que ellos se desempeñen, ante todo creo que no existe satisfacción más grande, que ganarse algo muy importante que con el tiempo se le ha restado valor y eso se llama honor, ser honorable, significa “Digno de ser honrado o acatado.” A mi criterio lo más importante es sentirse honrado por la labor realizada, y eso se logra, solamente desde lo más íntimo del ser de cada quien, que se traduce en su actuar en la vida, donde quiera que el destino lo coloque.