La Feria del libro de Francfort se mete en la cocina


Libros educativos de la Federación de Rusia, manual saudí­ sobre resistencia de metales: las propuestas al visitante de la Feria del Libro son a menudo áridas en el hall 5, pero también puede ocurrir que éste se deleite con el aroma de un pastel de chocolate.


En su 61 edición, inaugurada el miércoles, la Feria de Francfort, la más importante cita mundial de la edición, decidió meterse en la cocina, creando una sección especí­ficamente dedicada a los libros culinarios, un sector que resiste a la crisis, y que ameniza los debates sobre la dietética o los programas de los «telechefs».

«Numerosos editores de libros prácticos, especializados en el tema del tiempo libre o en los viajes, por ejemplo, presentan ahora libros de cocina en la Feria.

La idea era de ponerlos más en evidencia reuniéndolos en un mismo sector, y organizando animaciones sobre el tema», explica Ursula Holpp, encargada de este proyecto de la Feria.

Desde ya, «algunos editores de libros de cocina participan en salones profesionales dedicados a la alimentación, al vino o a la distribución, pero no en salones del libro. El objetivo era hacerlos venir a Francfort», agrega.

La sección ocupa sólo 400 de los 172.000 metros cuadrados de la Feria, y si bien la asistencia en general a esta edición 2009 parece menos importante que en años anteriores, el sector dedicado a la gastronomí­a está lleno.

Es verdad que los organizadores lanzaron este proyecto sólo en agosto, cuando estuvo claro que la Feria no estaba inmunizada contra la crisis.

Y es que en este sector «la crisis no sonaba», considera la española Laura Gosalbo, autora de un voluminoso libro sobre la historia de los «telechefs», aquellos maestros de cocina que presentan sus recetas en la pantalla y de los que ella forma parte.

Según la revista profesional norteamericana Publishers Weekly, considerada la «biblia» de la edición, la facturación de ese sector aumentó un cuatro por ciento desde principios de año.

«Las emisiones de los «telechefs» son hoy verdaderos motores de la programación. La primera de ellas, en la BBC, remonta a 1936, pero hoy pueden verse en todas partes del mundo. Es un espectáculo y un divertimento».

«La paradoja es que la gente tiene cada vez menos tiempo para cocinar, pero al mismo tiempo cada vez más gente aprende a hacerlo y, cuando reciben invitados, preparar platos elaborados es una cuestión de honor», comenta Gosalbo.

«Para más, con la globalización, se interesan en las cocinas del mundo entero», añade.

Si bien eso es cierto, los libros que tienen éxito fuera de sus paí­ses de origen deben ser atí­picos, originales y tener un contenido adaptable en función de los mercados», acota Johanna Rodrigue, encargada de los derechos extranjeros de la editorial Hachette Pratique.

Como quiera que sea, las demostraciones de cocina atraen más público que ciertos debates sobre la libertad de expresión en China, paí­s invitado de honor este año, ya antes incluso de la apertura de la Feria al público, el sábado y el domingo. Hasta entonces, la Feria está reservada a los profesionals.

Hay que señalar que en su demostración, el «telechef» portugués Chalkall propuso «tapas para acompañar el champagne»: foie gras al pimiento de Hancheng, sopa de castaña al faisán, caviar de la Sierra Nevada y pastel de chocolate.