La familia de Dennis Hopper se pelea por su legado


Después de las condolencias y el llanto honesto por la muerte de Dennis Hopper, la tristeza da paso a una tragedia de tintes turbios. La disputa por su herencia promete ser encarnizada puesto que desde el pasado enero, él mismo se enfrentaba abiertamente a su esposa Victoria Duffy, sobre la que pesaba una orden de alejamiento de Hopper, y con la que el propio actor no pudo llegar a un acuerdo amigable para divorciarse. Una vez desaparecido, la bronca se traslada a la familia del actor. En el ring hay dos bandos: por un lado Duffy, y por otro tres de sus hijos, Marin, Henry y Ruthiana. Al frente de los descendientes Marin Hopper, de 47 años, cinco mayor que la viuda. Según dejó escrito en su testamento, Hopper le dejaba a Duffy un 25% de sus posesiones y un seguro de vida de 200.000 euros si se cumplí­an dos condiciones en el momento de su muerte: que él y ella vivieran juntos y que aún estuvieran casados. El problema ahora es definir «vivir juntos» puesto que la pareja, que comenzó sus trámites de divorcio el pasado enero tras convivir durante 14 años y engendrar una hija juntos, ya no viví­a bajo el mismo techo, aunque Duffy seguí­a ocupando el apartamento que ambos tení­an en Los íngeles.


En los papeles que Hopper presentó para solicitar el divorcio se define a Duffy como una mujer «completamente loca» y con «tendencias inhumanas». Tan mala era su relación que logró una orden de alejamiento para que ella no se le acercara. También la acusó de haberle robado 1,2 millones de euros en obras de arte. La colección de arte de Hopper, que él mismo comenzó a crear en los sesenta tras descubrir a Andy Warhol -antes de que este se hiciera célebre-, Jasper Jones, Julian Schnabel y Claes Oldenburg, entre otros, está valorada en varias decenas de millones de euros.