La extradición de Alfonso Portillo, que se produjo de común acuerdo entre las autoridades norteamericanas y guatemaltecas el viernes 24 de mayo, generó a nivel nacional una significativa reacción, que se reflejó en editoriales, columnas y noticias de prensa escrita, radial y televisiva.
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La opinión, independiente de lo que pueda considerar el suscrito, de quienes están a favor o en contra de Alfonso, puede medirse y comprobarse que le es favorable a Portillo y negativa y hasta muy negativa al gobierno norteamericano, a las autoridades guatemaltecas y a Álvaro Colom, que sin duda alguna, como se puede demostrar, obraron ilegalmente, tanto en el reclamo de extradición, en el proceso, como en el acto propiamente. El actual presidente Otto Pérez también debió derogar el decreto respectivo de extradición como se lo planteara el columnista Factor Méndez Doninelli, pocos días antes que este hecho se consumara.
Es interesante ver que tres distintos conocidos columnistas: Acisclo Valladares Molina (elPeriódico), Pedro Trujillo (Prensa Libre) y Alfred Kaltschmitt (Prensa Libre), todos del 28 de mayo, señalan que el Ministerio Público, incumpliendo la Constitución y su responsabilidad legal, no interpuso el recurso de casación al que estaba obligado en el proceso donde en Guatemala se declaró inocente a Alfonso Portillo, evidenciando un proceder político que permitiera que “los gringos”, en detrimento de los “chapines”, pudieran ejercer su viciada acción de extradición.
Todos los columnistas que se refirieron al acto de extradición lo denuncian y lo repudian, desde Miguel Ángel Alvizures, hasta Jacques Seidner, señalando y reconociendo que el delito por el que se reclama a Alfonso no figura en el acuerdo bilateral de extradición, ni en la Convención de Naciones Unidas contra la Corrupción.
Categóricamente afirman que en el acto de extradición no se respetó el Hábeas Corpus, interpuesto por los abogados defensores el 21 de mayo y, aunque aparentaron trasladarlo en una ambulancia, lo hicieron en un picop, que en la acción de ese día viernes participaron policías norteamericanos que no tienen autorización legal para hacerlo en el territorio de Guatemala y que estos impidieron que los representantes de la Procuraduría de los Derechos Humanos ejercieran en Guatemala su jurisdicción, no como erradamente el Canciller trató de justificarlo, que su acción se iniciaba cuando Alfonso ya estuviera en Estados Unidos.
Señala también el columnista y abogado Alejandro Balsells el hecho que Alfonso fue “sacado de un hospital, con duda sobre un proceso de exhibición personal en trámite, en contra de la opinión de su médico tratante”. El abogado Danilo Roca, agrega que los policías norteamericanos, sin haber abandonado el territorio nacional, antes que despegara el avión, gracias a un micrófono que colocaron periodistas guatemaltecos en el avión, “en un inglés más que imperialista, insultaron al presidente Portillo y abusivamente lo empujaron hacia atrás del medio de transporte”, medio que supuestamente venía equipado para actuar en el caso de un infarto o de cualquier otra complicación médica que Alfonso pudiera sufrir durante el vuelo.
De las tres entrevistas que el día 28 de mayo se transmitieron por CNN en español, Guatevisión y Canal Antigua, en las tres, la conclusión es totalmente a favor de Alfonso y como prueba de ello la encuesta de CNN arroja 626 votos por que la extradición fue improcedente, versus 376 a favor. Si a ello sumamos los 171 votos que nunca debió haberse hecho la extradición, el resultado es dos veces más a favor que en contra. Dios guarda, pero no olvida.