La Organización Mundial de la Salud, en el informe “Estadísticas Sanitarias Mundiales 2014”, publicó que la expectativa de vida subió una década y al referirse a Centroamérica señala que en Costa Rica la esperanza de vida es de 77 años para los varones y 81 años para las mujeres. En El Salvador, es de 68 años para los varones y 77 para las mujeres; en Honduras, los varones tienen una expectativa de 72 años y las mujeres de 77 años; en Guatemala, los varones tienen una expectativa de 68 años y las mujeres de 75 años; Nicaragua, los varones tienen una expectativa de 70 años y las mujeres de 76 años y Panamá tiene 74 años los varones y 80 años las mujeres. La expectativa de vida ha subido un promedio de diez años para ambos sexos.
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Estos datos son importantísimos y determinantes, influyen en la productividad y el consumo; en la vivienda, en la educación y en el trabajo; aún más, influyen en los sistemas de salud y previsión social. Por ello, todos nuestros gobiernos en una acción de Estado, asesorados por la Organización Mundial de la Salud, la Organización Internacional del Trabajo y Naciones Unidas, deben de enfocarse, en base a estas informaciones técnicas, en la reorganización de la sociedad, previendo y no lamentando que por falta de anticiparse a las circunstancias nuestros países se encuentren en el futuro ante una difícil e impactante realidad.
Por ejemplo, en materia de seguridad social, entidades como el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, IGSS, el Estado como tal, el Banco de Guatemala y la Universidad de San Carlos, en lo relativo a sus planes de pensión y retiro, deben reestructurarlos y modificarlos, por cuanto, tanto hombres como mujeres, una vez retirados, su expectativa de vida ya se incrementó por diez años, lo que implica que las pensiones y prestaciones de vida y salud se prolongarán mucho más.
Si actualmente una persona en el Estado, con diez años de servicio y 50 años de edad, puede retirarse con una pensión completa relativa a su salario y su expectativa de vida es de 18 años más para el varón y de 25 años más para la mujer, lo que recibirá en sus años de retiro de lo que contribuyó, sin incluir reajustes, será 18 años más en el hombre y 25 años más en la mujer, por consiguiente, es imposible que el sistema actual de pensiones no quiebre y que requiera millonarias aportaciones extraordinarias de los impuestos en el Presupuesto de Ingresos y Egresos del Estado para cumplir con los actuales y futuros pensionados.
Ese mismo hecho se producirá en IGSS y en todos los fondos de pensión, por ello, respetando lo que la Corte de Constitucionalidad estima como derechos adquiridos, debe de iniciarse un urgente cambio para que quienes todavía no son afiliados a ningún sistema, al iniciar su afiliación lo hagan con otros requisitos y otras condiciones, previendo así que reciban una pensión en base a lo que ellos hayan sido capaces de ahorrar y sus patronos o empleadores capaces de contribuir, razones por las cuales desde ya debe de buscarse la cuenta individual y no el sistema de reparto como actualmente existe en el Programa de Invalidez, Vejez y Sobrevivencia o los programas de reparto en el Banco de Guatemala, la Usac y el Estado.
¡Guatemala es primero!