La eterna historia


Editorial_LH

Miles de guatemaltecos sufrieron las consecuencias de una alteración en el servicio urbano de pasajeros, lo que viene a ratificar que nuestra área metropolitana sigue dependiendo de un sistema malo, inseguro y poco confiable porque las autoridades no han sido capaces de implementar un medio que pueda satisfacer las necesidades de los usuarios.


Por principio creemos que las sanciones a los transportistas son pocas en comparación con los abusos que ellos cometen todos los días en la vía pública, tanto contra los usuarios como contra otros automovilistas que sufren las consecuencias de la absoluta falta de educación y de respeto a las normas de seguridad vial de los conductores del transporte público. Pero entendemos que la culpa no es únicamente de ellos, puesto que en la medida en que las autoridades sigan tolerando el sistema ineficiente, es natural que esos cafres se sigan columpiando aun afectando al resto de la población.
 
 Ciertamente los agentes de la PMT no son perita en miel por su actitud que refleja la arrogancia de sus superiores, pero en el caso del transporte público son extraordinariamente tolerantes, lo que da la idea de que algún arreglo existe entre ellos y los transportistas porque uno observa todos los días que los pilotos de buses cometen abusos sin recibir ninguna sanción. Eso indica que los que están multados y realizan las protestas deben ser los peores de todos porque no hay conductor que no sepa que los autobuseros hacen lo que les da la gana sin que los agentes de la PMT hagan absolutamente nada.
 
 La verdad es que no se trata únicamente de problemas con el transporte público sino que son problemas generalizados en el tránsito urbano por falta de capacidad técnica para realizar el ordenamiento respectivo. Baste decir que hace meses se colocaron en varias vías altos de cuatro vías sin que las autoridades hagan el menor esfuerzo por educar a la gente sobre cómo deben funcionar y lejos de ordenar el tráfico, han creado más anarquía y relajo, en parte porque la gente no sabe cómo actuar y en parte porque nuestra actitud colectiva es de irrespeto a toda norma, no digamos a las señales de tráfico.
 
 Es nuestra opinión que en Guatemala urge implementar un sistema de castigo que acumule deméritos en puntos a los violadores de las leyes y reglamentos para que de esa manera se pueda suspender temporal y hasta definitivamente la licencia a los que cometen tropelías. Lejos de avalar la protesta, creemos que tiene que haber más castigo, mayores sanciones para los infractores, porque de alguna manera tenemos que restablecer el orden vial en nuestra ciudad.

Minutero:
El tráfico en la ciudad
es una total calamidad
porque nuestra autoridad
no entiende de la calidad