La esclavitud moderna


Mañana, 2 de diciembre, se conmemora el Dí­a Internacional para la Abolición de la Esclavitud, fecha acordada por la Asamblea General de las Naciones Unidas que en 1949 aprobó el Convenio para la Represión de la Trata de Personas y de la Explotación de la Prostitución Ajena.

Marco Vinicio Mejí­a

En la actualidad, se mantiene la esclavitud y la servidumbre con las prácticas más extremas del trabajo infantil y el tráfico de personas. Las principales ví­ctimas son los niños y las mujeres que sirven para abastecer las redes de prostitución y el trabajo en el servicio doméstico.

La organización británica «Save the Children» calcula que hay más de seis millones de niños obligados a llevar vidas de esclavos. Esto no sólo ocurre en paí­ses pobres y subdesarrollados sino también en el mundo desarrollado, donde existen redes de tráfico de niños y prostitución infantil.

En estos casos, la brecha entre riqueza y pobreza es cubierta por circuitos en que se concitan la máxima vulnerabilidad y la miseria moral acentuada por la globalización económica.

En todo el planeta habrí­a 1.8 millón de niños y niñas atrapados en la prostitución, además de más de un millón de menores que trabajan como esclavos en minas. Otros millones más son explotados en labores domésticas, a lo que cabe agregar el tráfico de bebés y niños.

Ante estas prácticas inhumanas, deben cumplirse las convenciones internacionales que protegen los derechos de la niñez: el derecho a la supervivencia; al desarrollo pleno; a la protección contra influencias peligrosas, los malos tratos y la explotación; y a la plena participación en la vida familiar, cultural y social de sus comunidades.