La electricidad, nuevo dolor de cabeza para América Latina


Técnicos de la central eléctrica de Brasil trabajaron arduo para restablecer el servicio. FOTO LA HORA: AFP EVARISTO SA

El masivo apagón que sumió en la oscuridad la noche del martes a un tercio de la población de Brasil, afectó a un paí­s que ha estado a salvo de los crecientes problemas de abastecimiento de energí­a que aquejan en los últimos meses a América Latina.


El accidente puntual atribuido por las autoridades brasileñas a una tormenta tropical se produjo en efecto en un paí­s que «dispone de un exceso de energí­a, pues todos los embalses de las represas están llenos», dijo Jorge Miguel Samek, Presidente de la Represa de Itaipú, la segunda represa hidroeléctrica del mundo, ubicada en la frontera con Paraguay.

Pero el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de Brasil contradijo el jueves la versión del gobierno.

«Para los especialistas del INPE la baja intensidad de los rayos, no serí­a capaz de producir la desconexión de la lí­nea de alta tensión, aún si el rayo cayera directamente sobre ella», sostiene el comunicado del instituto.

Otros paí­ses como Venezuela, Ecuador o Cuba experimentan fallas estructurales, que les han llevado a lanzar programas de reducción de consumo de energí­a.

«El acceso a la energí­a en los paí­ses latinoamericanos está aún lejos de ser óptimo», declaró el miércoles Gabriel Arguello, presidente de la Comisión de Integración Energética Regional (CIER), que nuclea a los actores del sector eléctrico sudamericano.

La región debe invertir 10.000 millones de dólares en un perí­odo de 10 años para producir electricidad para los 100 millones de latinoamericanos que aún no tienen acceso a ella (20% de la población), estimó durante un seminario organizado en Madrid.

Según Arguello la oferta de energí­a sufre de problemas de interconexión entre los paí­ses, de escasa diversificación de sus fuentes y de «demora» en los planes de desarrollo destinados a enfrentar la creciente demanda de electricidad (5% por año).

En Venezuela, el primer exportador de crudo de la región, las necesidades pasaron en diez años de 12.000 a 17.000 megawatts y la producción no logra seguirle el ritmo. Desde abril de 2008, el paí­s ha sido objeto de al menos cuatro cortes de energí­a a nivel nacional.

Según fuentes del principal proveedor del paí­s, se debe a plantas de energí­a envejecidas y una red de distribución en mal estado.

El presidente Hugo Chávez, que nacionalizó el sector en 2007, lamenta la falta de lluvia, atribuidas al calentamiento global, en un paí­s donde el 70% de la electricidad proviene de la energí­a hidroeléctrica.

«Ahora no es hora del jacuzzi y los baños, vamos a ahorrar agua y electricidad», dijo la semana pasada, previo a presentar un plan destinado a ahorrar un 20% de energí­a.

La puesta en marcha de nuevas centrales deberí­a permitir producir 8.370 megawatts más en 2014, según el Ministro de Energí­a y Petróleo, Rafael Ramí­rez.

En Ecuador, el presidente Rafael Correa decretó un estado de urgencia durante 60 dí­as debido al nivel alarmante de las reservas de agua de la central hidroeléctrica de Paute, que opera a un tercio de su capacidad, cuando normalmente cubre un 30% de la demanda total.

También anunció que los cortes de electricidad pueden durar hasta ocho horas por dí­a.

El dirigente socialista criticado por su falta de previsión, necesita más de 4 millones de dólares para resolver el problema, teniendo en cuenta los nuevos acuerdos de suministro con la vecina Colombia y Perú, y la puesta en marcha de nueve proyectos.

Por su parte Cuba, invocó en mayo pasado la crisis económica para pedir a algunas empresas que redujeran en 12% su consumo eléctrico.

Sin embargo, la izquierda no tiene el monopolio sobre las medidas radicales en el área energética.

Hace un mes, el gobierno derechista de México cerró la empresa pública encargada de suministrar electricidad a 20 millones de habitantes de la Ciudad de México y sus suburbios, por juzgarla ineficiente y costosa.