La educación y los ingresos


Miguel-Saquimux-2012

La educación es fundamental en la formación de capital humano. La especialización de las personas que participan en el proceso productivo determinará el nivel valor agregado que un individuo, empresa, sector, país o región puedan lograr. Sin embargo, en esta oportunidad el análisis se limitará a la correlación que existe entre el nivel educativo y los ingresos que pueda percibir alguien según sus años de escolaridad.

Miguel Saquimux Contreras
miguelsaquimux@gmail.com


Es necesario contextualizar la situación, y para ello es adecuado darle un vistazo a las estadísticas educativas globales del país. Según la Encuesta Nacional de Empleo e Ingresos -ENEI-, la mitad de la Población Económicamente Activa -PEA- tenía nivel primaria de instrucción, también esa misma encuesta afirma que 25% de la totalidad de ese grupo no poseía ningún grado de escolaridad, es decir, que aproximadamente tres cuartas partes de la PEA no alcanzaron el nivel secundaria.
   
    Cuando se aborda la relación entre pobreza y educación, también existen estadísticas contundentes. Según estimaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo -PNUD-, de los analfabetos guatemaltecos 74% son pobres, y 26% no lo son. También afirma que de las personas que gozan de estudios universitarios,  2% son pobres y el restante 98% son no pobres. Sin duda que al contrastar estas dos realidades, se evidencia las condiciones existentes entre las personas con acceso a la educación y las que no lo han tenido.
   
    Siguiendo con la revisión de datos, y con la intención de abordar el tema medular de esta columna, es indispensable citar las cifras que caracterizan la correspondencia entre los ingresos y el nivel educativo del trabajador. Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos Familiares -Enigfam-, las personas que laboran sin tener ningún grado de escolaridad ganan en promedio Q800 mensuales, las que tienen un nivel primario de educación perciben ingresos en 38% más y los que poseen secundaria 84% por encima de los que no fueron partícipes del proceso educativo. El abismo se hace mayor cuando se sabe que los individuos que lograron acceder a la educación superior perciben el doble de ingresos que los que asistieron a la secundaria, y cuatro veces más en comparación a los que no poseen ninguna instrucción escolar.
   
    Cuando se comparan los ingresos por área urbana y rural, estos últimos se encuentran en desventaja; y lo mismo sucede al cotejar los ingresos de las mujeres y los hombres, puesto que, las remuneraciones recibidas por el género masculino son mayores, a pesar de que ambos cuentan con los mismos niveles de educación.
   
    En conclusión, existe una relación directa entre el nivel educativo y los ingresos, lo que significa que a mayor nivel educativo aumentará la probabilidad de elevar los ingresos de una persona. Lamentablemente gran parte de la PEA no posee la instrucción ni especialización apropiada para que esto ocurra, lo que complica la diversificación de la producción, dado que, a la economía nacional se le imposibilita captar inversiones, mismas que propicien la evolución de un país proveedor de materias primas a productor de bienes de capital.
   
    El camino por recorrer es largo, y es aquí donde la sociedad en su conjunto debe velar no sólo por la cobertura educativa, sino más bien por la calidad de esta, de lo contrario la PEA seguirá con baja capacidad productiva y a su vez no lograrán elevar sus ingresos.