La educación es un derecho


En el mes de abril se cumplieron nueve años de que varios paí­ses -incluida Guatemala- se comprometieron a cumplir una serie de metas en el tema de educación, conocidas como las metas Dakar. Estas planteaban lo siguiente: 1. Atender la educación de la primera infancia; 2. Que todos los niños y niñas tengan acceso a una educación gratuita, de calidad y que la concluyan; 3. Atender las necesidades educativas de jóvenes y adultos; 4. Aumentar la alfabetización en un 50% y facilitar educación permanente para las y los adultos, 5. Eliminar las discriminaciones de género en la educación; 6. Mejorar la calidad de la educación.

Juan Pablo Ozaeta

La semana pasada, a nivel mundial se realizó una serie de actividades alrededor del tema, en la cual se evalúa el cumplimiento de las metas, y se demandan mayores esfuerzos para cumplirlas; y sobre todo que se haga valer el derecho a la educación de toda la población.

El colectivo de educación para todas y todos -EPT-, presentó su balance respecto al cumplimiento de estas metas en Guatemala. Dicho grupo indicó que más de la mitad de la niñez no tiene acceso a la educación preprimaria. Asimismo, más de la mitad de los y las jóvenes no tienen oportunidad de estudiar en la secundaria y diversificado.

Para el año 2007, de la población estudiantil de pre-primaria, sólo un 35% pertenece a alguna etnia indí­gena. En cuanto a la educación escolar analizada por el sexo del estudiantado, se observa alguna reducción de la brecha entre niños y niñas, pues por ejemplo, en 2007 el 47% de la población con acceso a educación primaria son mujeres.

Un dato preocupante es la falta de inversión en establecimientos para enseñanza educativa bilingí¼e intercultural. Aproximadamente, en 2007, por cada 10 establecimientos educativos nacionales, únicamente dos eran bilingí¼es interculturales.

Ante estos indicadores, se evidencia que se tienen muchos desafí­os respecto al acceso a la educación que van más allá de decretar la gratuidad de la educación. Si bien ha sido una medida importante -por el hecho que siempre ha sido un derecho humano-, ésta no está completa si no está acompañada de una garantí­a de la calidad en la educación, y de la pertinencia cultural, aspecto en el cual se ven pocos avances.

Fuentes del Colectivo EPT consultadas, indicaron que del 2.9% del PIB que está asignado para educación, solamente un 3% se está utilizando para inversión y el resto para funcionamiento.

Es por tanto, un imperativo eficientar el gasto en educación, y fortalecer al Mineduc y eliminar esos vicios que han persistido por años, de transferir sus fondos a otras entidades, bien sean destinados igualmente para temas de educación -lo cual tampoco es positivo porque no fortalece al Ministerio- o para atender otras necesidades, lo cual es nefasto porque refleja que no se le está apostando a algo tan importante como la educación de la población guatemalteca, que tiene uno de los presupuestos en educación más bajos de América Latina.

Atender el compromiso con la educación, es como señaló el Colectivo EPT, dar a los pueblos de Guatemala la oportunidad de ser «capaces de leer su realidad y escribir su historia».