La Prensa escrita y televisiva dio a conocer recientemente la información de que la propuesta del Ministerio de Educación del gobierno de Otto Pérez Molina, del Partido Patriota, para ampliar de tres a cinco años la carrera magisterial está vigente.
Es decir que no se tomó en cuenta las innumerables peticiones de diálogo de los alumnos y alumnas de magisterio, de la comisión de educación del Congreso Legislativo, de las escuelas normales de maestros, de la Universidad de San Carlos por medio de su Director de formación académica, de los padres de familia, de los profesores de diversas agrupaciones y de varias columnas de opinión, muy respetables y objetivas.
En otras palabras, no se escuchó al pueblo de Guatemala. La propuesta, formulada en una mesa técnica, según palabras de la ministra de Educación Cynthia del Águila fue consensuada y se propiciaron varias consultas a la comunidad educativa de las escuelas Normales de Magisterio. Sin embargo, diversas manifestaciones públicas contradicen esta aseveración. Los estudiantes del nivel medio de las escuelas normales pidieron un diálogo abierto y franco, presentaron una propuesta muy sería y de largo alcance y las circunstancias socioeconómicas de la mayoría de la población limitadas, impiden financiar la carrera magisterial por un período de cinco años, tres de los cuales pasan a nivel universitario, según la propuesta oficial.
EL PROBLEMA
Hace ya muchos años, por lo menos en los últimos 12, que se proponen cambios en el currículo de la carrera del magisterio nacional público y privado. A pesar de que las autoridades argumentaron en una de sus declaraciones de prensa que no afecta al sector privado. Esta modalidad, toda vez que no es una propuesta integral. Es solo el aumento de tres años a nivel universitario, lo que significa el desaparecimiento de la carrera magisterial del nivel medio, que según la ley, corresponde al Mineduc, Porque ahora, con esta propuesta, se crea el bachillerato pedagógico, de dos años, que no permite a los graduandos de ese bachillerato, ejercer la docencia y, además, constituye un gasto mucho mayor que no pueden cubrir las familias de escasos recursos y las becas que ofrece el Mineduc no serán posibles con un presupuesto que no permite proporcionar los textos escolares del nivel primario. Mucho menos estas probables becas. Además, existen miles de maestros en servicio que aún no les cubren sus salarios debido a la falta de fondos disponibles. Particularmente los que trabajan bajo el reglón 021 y los profesores de telesecundaria, según lo denuncias por los medios de comunicación escrita, televisiva y radial.
A todo lo anterior se debe agregar que la tan mentada propuesta del nuevo currículo, sólo es aumento de años de estudio y aumento del costo a nivel universitario. No garantiza mejorar la calidad de la educación, porque más tiempo no es sinónimo de mejor calidad del servicio. Además el ir a la universidad no garantiza en nada que mejora la calidad de la educación.
Un ejemplo: los docentes de las normales son egresados de la Universidad. Según estudios realizados, el 82% de docentes tienen carrera de licenciatura y el resto de nivel medio, por lo tanto no es desde ese punto de vista que se debe resolver el problema. El problema es la supervisión técnica.
El problema, serio y difícil es el cambio de paradigmas, es el cambio de una educación academicista, libresca y memorística, a una educación que parte de la realidad existencial del hombre y de la mujer guatemaltecos.
El problema no es el currículo, el problema es la conceptualización de una educación que realmente responda a las necesidades de la población guatemalteca, de una educación en un país multicultural, multilingüe y multiétnico, consideración expresada en una carta pastoral de educación de la Conferencia Episcopal de Guatemala de la Iglesia católica publicada en 1987 y además considerada como prioritaria en los Acuerdos de paz, en el documento Dialogo para la reforma educativa publicado por el mismo Mineduc en el año 2001. El problema no es el contenido, es la actitud del docente y de los futuros docentes.
La educación en Guatemala debe partir de su realidad, no desde la visión de otros países, de otras culturas. Además, no es correcto interpretar, que, porque en otros países, el magisterio es de nivel universitario, aquí en Guatemala debe ser así. Guatemala es un país con un 60% de pobreza. El gobierno de turno, a través del Mineduc promueve lo contrario. Esta posición obedece a esa corriente de estandarización promovida por el neoliberalismo que le interesa un sistema educativo de masas, de técnicos, de objetos, de cosas, que anula a la persona humana, en su esencia. Desde allí, lo que interesa es obreros calificados, no la formación humanista, porque la deshumanización caracteriza al mundo globalizado de este siglo XXI, cuya corriente filosófica del positivismo a ultranza, requiere de la productividad y el consumismo, como fines en sí mismos.
La privatización entonces, sí tiene sentido, como una alternativa, desde este punto de vista. La profesionalización docente a nivel universitario promueve la desaparición del magisterio nacional. No tiene lógica que con el argumento de que el Ministerio de Educación no pueda ofrecer plazas a todos los egresados de magisterio, en un país con un 25% de analfabetismo, cierre prácticamente la carrera de magisterio, porque trasladar a la Universidad esa carrera es contradictorio y violatorio de la Constitución política, de la actual Ley de Educación, decreto 12-91 y del decreto legislativo 1495, ley tutelar del Magisterio Nacional, que por cierto las organizaciones magisteriales defendían con extraordinaria valentía.
El problema de fondo es una interpretación equivocada de la educación, que sustenta el criterio de que se debe instruir para garantizar “técnicos”, mano de obra calificada, que fortalezcan el sistema.
No se considera la cultura y las culturas de Guatemala, no se considera el problema de la situación socioeconómica, no se visualiza desde el bien común establecido en la Constitución política, no se promueve la dignidad de la persona. Lo que se requiere es producir y consumir para asegurar el sistema deshumanizante actual.
No se considera el problema de plantear una verdadera educación que promueva a la persona, aunque el discurso y el lenguaje “técnico” del Mineduc lo exprese en las diversas formas y conceptualizaciones del nuevo currículo.
El problema de fondo es la necesidad impostergable de una educación integral que promueva la dignidad de la persona humana, de una educación holística, que de manera integral lleve al educando y al educador, en un taller permanente a aprender a aprender, a hacer, a Ser y a convivir, según los cuatro principios de la educación promovidos por la UNESCO.
El problema es de fondo, no de forma, no se trata de cambiarlo todo, para que no cambie nada. Es un reto y un desafío en el que la comunidad educativa: maestros, alumnos, padres de familia y autoridades, promuevan de manera sistemática, un proceso de formación permanente, desde su propia realidad. Ese es el problema, que no quieren entender las actuales autoridades del Ministerio de Educación.
PROPUESTA
Para solucionar este problema se proponen las siguientes acciones inmediatas.
Que se quede en suspenso la actual propuesta del Mineduc.
Que se autorice la inscripción de la Carrera de Magisterio del nivel medio, como está actualmente.
Que se inicie un nuevo proceso, de participación real de todos los integrantes de la comunidad educativa.
Que el diálogo sea real y verdadero, no solo de escuchar y seguir con posturas intransigentes.
Que en cada comunidad educativa se desarrolle el PEI, proyecto educativo institucional.
Que se aumente el presupuesto del Ministerio de educación y se ejecute con la transparencia necesaria.
Que una vez redactada la nueva carrera de magisterio a nivel nacional se organice y se fortalezca una supervisión técnica y otra administrativa, que asegure la ejecución del nuevo currículo.
Que se tome muy en cuenta a la educación privada, particularmente en el nivel medio que forma más del 50% de la carrera de magisterio a nivel nacional.
Que los educadores de las normales públicas y privadas sean elegidos y confirmados desde su capacidad, su vocación y su carrera profesional como educadores, según el acuerdo gubernativo 1485 ley de dignificación y catalogación del magisterio nacional.
Que la nueva carrera de magisterio se establezca en coherencia con los acuerdos de paz, los diálogos y consensos y el plan nacional de largo plazo que dejó establecida la Comisión Consultiva para la reforma educativa.
Que el actual consejo Nacional de Educación, responda a las necesidades de todo el pueblo de Guatemala, y no sólo a un grupo, y que actué conforme a su mandato de ser quien establece las políticas educativas del país.