La educación desde los teóricos: aportes para la reflexión


Raúl Hernández Chacón.

Visión moderna de la educación desde la perspectiva de

los clásicos: Rousseau y Pestalozzi.


Al revisar documentos y obras educativas escritas y publicadas en años anteriores a los escenarios actuales, se encuentran valiosos aportes que, muy bien orientados y seleccionados didácticamente, pueden motivar al análisis serio y profundo de la educación, desde diversos puntos de vista, pero con un enfoque de actualización, para la acción y la práctica concreta en los diversos ámbitos de la educación y así­ apoyar los esfuerzos de mejorar la calidad educativa actual, eje central de la formación integral de la persona humana, para la práctica, en los establecimientos educativos de todos los niveles del sistema. Así­ se observan y destacan entre otros, a vuelo de pájaro los nombres de Platón, Aristóteles, Sócrates, Amos Comenio, Juan Jacobo Rousseau, Enrique Pestalozzi, para citar brevemente a algunos. Indudablemente quedan fuera del tintero muchos más en esta aproximación. Sin embargo para motivar su lectura resulta interesante y valioso este ejercicio que permite reconocer valiosos aportes a la educación y a quienes se dedican al noble y maravilloso ejercicio de la profesión docente. Por la influencia del positivismo liberal, como visión ideológica, en la educación guatemalteca de los siglos XIX y XX, se parte, en esta breví­sima consideración, del Manual de la Historia de la Educación, escrito por Héctor Campillo Cuauhtli, en su edición octava, México 1967, como una referencia muy bien documentada que puede afirmar lo expresado.

Con un prólogo y treinta y nueve capí­tulos, el documento, rico en información y reflexiones serias, cita con datos interesantes a algunos de los pensadores aludidos. En el capí­tulo XXX: El Naturalismo: Rousseau, dice que «de todas las tendencias que en el siglo XVIII pululaban en el campo de la pedagogí­a, triunfó, al fin, el «naturalismo», gracias al genio de Rousseau» , y su naturalismo educativo, quien con su Emilio, expone «en brillantí­sima prosa sus ideas acerca de la educación», página 217, para luego citar una crí­tica en palabras propias de su autor: «la primera de todas las utilidades, que es el arte de formar hombres está todaví­a olvidada». Esto dicho en el siglo XVIII resulta por demás interesante. No olvidar el contexto polí­tico e ideológico en el que desarrolla su propuesta Rousseau. El autor resume así­ sus aportes a partir de esta sentencia pedagógica: «Aun cuando todo mi método fuera quimérico y falso, se pueda siempre obtener provecho de mis observaciones. Yo puedo haber visto muy mal lo que hay qué hacer; pero creo haber visto bien al sujeto sobre el cual se debe operar. Comenzad, pues, por estudiar mejor a vuestros alumnos, porque seguramente no los conocéis. Lo sistemático es el mismo desarrollo de la naturaleza». El autor hace el resumen del propósito de la obra de Rousseau en sus principios fundamentales: 1. Que el conocimiento del niño es la cuestión previa del problema de la educación. 2. Que la educación debe atenerse al desarrollo de la naturaleza. 3 Que la educación general humana debe preceder a toda clase de particularismos. Y 4. Que debe tenerse en cuenta la influencia del medio en la cuestión del método. Otra de las citas del autor atribuye a Rousseau que «todo es bueno al salir de las manos de Creador; todo degenera en las manos del hombre.» Que expresado en un contexto liberal de la época es motivo de otras reflexiones ideológicas.

Luego en el capí­tulo XXXIII, se plantea una exposición del pedagogo Enrique Pestalozzi, que se ubica de 1746-1827, en pleno siglo XVIII. Inicia su trabajo con esta interesante descripción: «Pestalozzi ha sido uno de los hombres más buenos y uno de los maestros más sublimes de la humanidad. Se preocupaba hondamente por la suerte de la humanidad, por las desdichas de los pobres y la felicidad de los niños, tal vez por eso fracasó en numerosas empresas, pues la inspiración ideal y humana era tan fuerte, que anulaba el sentido de la realidad.» Pág. 43. Una descripción muy atractiva e inquietante.

Las ideas que Pestalozzi aporta a la educación de la cultura occidental, las resume Campillo, de la siguiente manera: a) Toma integralmente de Rousseau la actitud optimista ante el niño y la naturaleza: el niño es bueno, la naturaleza es sabia. Pero el niño que es bueno, no es más que un niño, con todas las limitaciones que ello supone. b) No solo vigilancia, cuidado y tutela en la acción del educador sobre el educando. La educación es una acción positiva, esforzada y tenaz que realiza el hombre que cada niño lleva dentro, sin perjuicio de atenerse al plantearla y realizarla a la naturaleza del educando y a las caracterí­sticas de cada uno de los momentos de su desarrollo. Se trata de un mecanismo bastante rí­gido, de acuerdo con las leyes del desarrollo natural.

C) La educación tiene un fuerte sentido individual, pero sin separarlo de la sociedad. Todo lo contrario: el niño se educa por y para la sociedad. Hay un fin personal y un fin social y más fuerte. Sueña con la elevación material, moral y cultural del pueblo por medio de la enseñanza primaria, protesta del abandono que se tiene de ese nivel, que debe ser general y básica para el resto de la educación superior. En cuanto educación humana, debe ser integral y armónica (cabeza, corazón y mano), con preparación de una cultura de amplios horizontes. Sólo con esa base se puede hablar de especialidades. D) La condición esencial para una buena educación es el conocimiento del niño. Pero a condición de interpretarla de un modo constructivo, de crear un sistema de educación positiva, fundada en un conocimiento genérico de la infancia, más concretamente, en una psicologí­a del niño. Dice: mi propósito es psicologizar, no mecanizar la educación. Añade nuestro autor que: «quiere decir y dice que se funda en las leyes del espí­ritu.» El poder intuitivo de Pestalozzi era grande, pero mucho más grande su maní­a metodológica. E) Si la psicologí­a del niño es la base de una educación eficaz, el método didáctico, fundado en ella, es el instrumento. Encontrado el método, la enseñanza está al alcance de cualquiera. Quienes serán las personas a quienes debe dedicarse esta metodologí­a: a las madres, educadoras naturales de sus hijos. F) Son once postulados que se pueden reducir a seis y de ellos son tres los esenciales: -partir siempre de una vivencia intuitiva y compresible para el educando, dado su nivel cultural. -Elevarse a la comprensión general de ella mediante una natural asociación con otros elementos (conceptos). -Reunir en el todo orgánico de cada conciencia humana los puntos de vista alcanzados. «trata de ordenar una seriación en todo arte del conocimiento, en la que cada nuevo concepto sea sólo una adición pequeña apenas perceptible a conocimientos anteriores profundamente impresos y hechos para ti indelebles. Esto es, el proceso de la cultura debe ser constante, sin solución de continuidad. El gran aporte de Pestalozzi es la importancia a la intuición como herramienta para el aprendizaje. Por ello concluye que los actos esenciales en la aplicación de este método son: 1. El descubrimiento de las «ideas madre» sobre las cuales se desarrolla sólidamente la lección. Este acto requiere en el maestro sagacidad y reflexión. Y 2. El ascenso gradual desde la visión intuitiva inmediata a la concepción ordenada del objeto de aprendizaje.

CONSIDERACIONES GENERALES:

1. El lector puede deducir análisis comparativos con la realidad actual y los pensamientos educativos de estos dos clásicos liberales del siglo XVIII.

2. Resulta interesante la discusión teórica de las bases filosóficas y pedagógicas que subyacen en estos principios y categorí­as.

3. Reconocer lo valioso de sus aportes y las similitudes y diferencias de ambos autores y de las fuentes consultadas.

4. La educación hoy se ve mucho desde la globalidad y la intercomunicación moderna, la cibernética y la informática.

5. Estos aportes pueden reorientar el mundo de la educación que pareciera no está interesado en la persona humana y su individualidad. Prevalece el individualismo.

6. Los educadores tienen en el pensamiento educativo de siglos atrás qué cuestionarse seriamente, su acción educadora y educativa de hoy.

CONCLUSIONES

Los aportes de estos dos pensadores-filósofos de la educación son actuales, salvando las distancias y el contexto. La persona humana es el centro de estas dos propuestas pedagógicas. Hoy la educación no puede improvisarse. Debe ser reflexiva, debe ser con visión de futuro, pero desde la óptica de la persona.

Si el Emilio plantea la posibilidad del ser humano, como la naturaleza, sabia y sin contaminaciones que afecten negativamente la personalidad del niño, también estas ideas llevan a la necesidad de la formación social, pero a la vez la intuición de Pestalozzi, como «clave» educativa, reviste importancia desde aquella frase que establece que el hombres es capaz de construirse su propio destino, pero que a la vez, con José Ortega y Gasset, es él y su circunstancia. La intuición es motor individual que lleva al conocimiento, a la experiencia, al crecimiento, al descubrimiento, de esa naturaleza y de sí­ mismo.

«A las plantas las endereza el cultivo; a los hombres, la educación.»

Jean-Jacques Rousseau

«El hombre es naturalmente bueno, es la sociedad lo que lo corrompe.»

Jean-Jacques Rousseau

«La juventud es el tiempo de estudiar la sabidurí­a, así­ como la vejez es el tiempo de practicarla.»

Jean-Jacques Rousseau

«La única costumbre que hay que enseñar a los niños es que no se sometan a ninguna.»

Jean-Jacques Rousseau

«No hacer el bien ya es un mal muy grande.»

Jean-Jacques Rousseau

«Un buen padre vale por cien maestros.»

Jean-Jacques Rousseau

«Me siento demasiado superior para el odio».

Jean-Jacques Rousseau

Semblanza


Johann Heinrich Pestalozzi (Zurich, 12 de enero de 1746 – Brugg, 17 de febrero de 1827) fue un pedagogo suizo, uno de los primeros pensadores que podemos denominar como pedagogo en el sentido moderno del término, pues ya habí­a pedagogos desde la época de los griegos. Reformador de la pedagogí­a tradicional, dirigió su labor hacia la educación popular. Su padre era cirujano de profesión, pero murió cuando Johann Heinrich era aún muy pequeño, de modo que creció con su madre. Como profetizando su obra y pensamiento, se caracterizó por ser un niño desobediente, desordenado y con pocos logros escolares en su niñez.